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Zacarías 11:6 - La Biblia Textual 3a Edicion

6 Por tanto Yo tampoco me compadeceré más de los habitantes de la tierra, dice YHVH. He aquí Yo entrego al hombre,° cada cual en mano de su prójimo° y en mano de su rey. Ellos asolarán esta tierra, y Yo no los libraré de sus manos.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí, yo entregaré los hombres cada cual en mano de su compañero y en mano de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 De la misma manera, ya no tendré compasión de la gente de la tierra —dice el Señor—. Permitiré que uno caiga en manos del otro y en manos de su rey. Convertirán la tierra en un desierto y yo no los rescataré».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 (Yo tampoco me voy a preocupar más de los habitantes de este país, dice Yavé. Los dejaré en manos de su pastor y de su rey, que los exploten; pero no intervendré.)'

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque yo ya no tendré compasión de los habitantes del país -oráculo de Yahveh-. Mirad que yo mismo entregaré a cada cual en manos de su prójimo y en manos de su rey, ellos devastarán el país, sin que yo los libre de sus manos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí, yo entregaré los hombres, cada cual en mano de su compañero, y en mano de su rey; y herirán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.

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Zacarías 11:6
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Y haré que choquen unos contra otros, padres e hijos juntamente, dice YHVH. No perdonaré ni tendré piedad, ni me compadeceré para no destruirlos.


Entonces el rey° se enfureció, y enviando sus ejércitos destruyó a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.°


El remanente de Jacob estará entre las naciones, En medio de muchos pueblos, Como el león entre las bestias del campo, Como el cachorro de león en medio de un rebaño de ovejas, Que al pasar arrebata y pisotea sin que nadie escape.


Entended bien esto, los que de ’Eloah os olvidáis, No sea que os destroce y no haya quien os salve.


Porque el juicio será sin misericordia para el que no hizo misericordia, pero la misericordia se gloría contra el juicio.°


¿cómo escaparemos nosotros, teniendo en poco° una salvación tan grande?, la cual, comenzando° a ser proclamada por el Señor, nos° fue confirmada por los que lo oyeron a Él,


prohibiéndonos hablar a los gentiles para que sean salvos, de manera que siempre colman la medida° de sus pecados, hasta que les sobrevino la ira hasta el extremo.


Entonces ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícalo! Les dice Pilato: ¿Que crucifique a vuestro rey? Respondieron los principales sacerdotes: ¡No tenemos más rey que César!


Y muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.


El hermano entregará a muerte al hermano, y el padre al hijo, y los hijos se rebelarán contra los padres, y los matarán.°


Él hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres, no sea que Yo venga y tenga que consagrar la tierra al exterminio.°


Y en aquel día cundirá entre ellos un pánico tal de parte YHVH, que cuando alguno agarre la mano de su camarada, el otro volverá su mano contra él.


Luego quebré mi otro cayado, Vínculo, para que se rompiera la unión entre Judá e Israel.


Les dije: No pastorearé más con vosotros. Si alguna muere, que se muera; si alguna se pierde, que se pierda, y las que queden, ¡que se coman unas a otras!


a las cuales sus compradores degüellan sin sentirse culpables, y el que las vende piensa: ¡Bendito sea YHVH; me estoy enriqueciendo!, y ni sus propios pastores se compadecen de ellas.


Porque antes de aquellos días no había paga para el hombre, ni había paga para la bestia, y no había seguridad de movimiento a causa de las rivalidades, pues Yo enfrentaba a unos contra otros.


Trastornaré el trono de los reinos y haré que sea destruida la potencia de los reinos de las naciones. Volcaré carros y aurigas, y caerán caballos y jinetes, cada uno por la espada de su propio hermano.


Comerás y no te saciarás, Y el abatimiento estará en medio de ti. Recogerás, pero no lo conservarás; Y lo que logres conservar Yo lo entregaré a la espada.


Descubriré su infamia ante sus amantes, Y no habrá quien la libre de mi mano.


De nuevo concibió, y dio a luz una hija. Le dijo: Ponle por nombre Lo-ruhama,° porque no seguiré compadeciéndome de la casa de Israel para perdonarlos.°


Así también haré Yo: Mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia, sino que haré recaer sus caminos sobre sus propias cabezas.


Pues Yo también procederé con ira ardiente. Mi ojo no se compadecerá, ni tendré misericordia. Clamarán con gran voz a mis oídos, pero no los escucharé.


Secándose las ramas, se quiebran; Vienen mujeres y las hacen arder. Porque es un pueblo insensato, Su Hacedor no se apiada, Su Creador no lo compadece.


Brotará entre el pueblo la violencia de unos contra otros, Cada cual contra su compañero. El joven atacará al anciano, y el plebeyo al noble.


v Muchachos y ancianos yacen en el suelo por las calles, Mis jóvenes y mis doncellas han caído pasados a cuchillo, Hiciste que murieran en el día de tu ira, Hiciste matanza sin contemplación.


Unos esclavos nos señorean, Y no hay quien pueda librarnos de su mano;


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