Proverbios 4:2 - La Biblia Textual 3a Edicion

² Porque os doy buena doctrina; No abandonéis mis enseñanzas,

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Biblia Reina Valera 1960

² Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley.

Biblia Nueva Traducción Viviente

² porque les doy una buena orientación. No se alejen de mis instrucciones.

Biblia Católica (Latinoamericana)

² Les doy un saber bueno, no rechacen mi enseñanza.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

² pues os transmito una buena doctrina; no desatendáis mis enseñanzas.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

² Porque os doy buena doctrina; no abandonéis mi ley.

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1 Timoteo 4:6

Indicando estas cosas a los hermanos, serás buen ministro de Jesús el Mesías, nutrido con las palabras de fe y de la buena doctrina que has seguido de cerca.

Deuteronomio 32:2

Gotee como la lluvia mi doctrina, Y como el rocío destile mi palabra, Como llovizna sobre la hierba, Como chubascos sobre la grama,

Tito 1:9

que retenga firmemente la palabra fiel, conforme a la doctrina, a fin de que sea capaz de exhortar con sana enseñanza y de refutar a los que contradicen.°

Job 33:3

Mis palabras declararán la rectitud de mi corazón, Y lo que saben mis labios lo hablarán sinceramente:

Job 11:4

Pues has dicho: Mi enseñanza es pura, Y: Soy limpio ante tus ojos.

2 Crónicas 7:19

Pero si vosotros os apartáis y abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto ante vosotros, y vais y servís a otros dioses, y os postráis ante ellos,

1 Crónicas 28:9

Y tú Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario, porque YHVH escudriña los corazones de todos, y conoce toda intención de los pensamientos. Si lo buscas, será encontrado por ti; si lo abandonas, te rechazará para siempre.

Salmos 119:87

Casi me han echado por tierra, Pero yo no abandono tus preceptos.

Proverbios 3:1

Hijo mío, no olvides mis enseñanzas, Y tu corazón guarde mis mandamientos.

Jeremías 35:8

Y nosotros hemos obedecido la voz de nuestro padre Jonadab ben Recab en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas;