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Zacarías 10:9 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

9 Yo los dispersé entre las naciones, pero aun allí se acordarán de mí, y regresarán a su tierra en compañía de sus hijos.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

9 Bien que los esparciré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y volverán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Aunque los dispersé como semillas entre las naciones, aun así en tierras lejanas se acordarán de mí. Ellos y sus hijos sobrevivirán y volverán otra vez a Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Los que yo disperse por el mundo se acordarán de mí hasta en el lugar más lejano, y allí seguirán instruyendo a sus hijos, los que volverán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Aunque esparcidos entre las naciones, En lejanos países se acordarán de mí, Criarán allí a sus hijos, pero regresarán.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Yo los diseminé entre los pueblos, pero en lejanas tierras se acordarán de mí; criarán a sus hijos y volverán a casa.

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Zacarías 10:9
24 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

7-8 (5.6-7) »Los que quedemos con vida seremos entre las naciones, como la lluvia que Dios envía: cae del cielo y riega la hierba sin la intervención humana. Seremos también como los leones: cuando están entre un rebaño, atrapan a las ovejas y las destrozan, y no las dejan escapar.


23 (25) Te daré la tierra, y serás solamente para mí. Y te diré: “No eras mi pueblo, pero ahora ya lo eres”; Tú, por tu parte, me dirás: “¡Y tú eres mi Dios!”»


El Dios de Israel dice: «Viene el día en que haré que Israel y Judá vuelvan a poblarse de gente y de animales.


»Mi pueblo no trabajará en vano, ni sus hijos morirán antes de tiempo. Porque yo los bendeciré a ellos, a sus hijos y a sus nietos.


Haré que Israel y Judá tengan muchos descendientes, y que habiten esta tierra llena de colinas y montañas. Mis elegidos poseerán la tierra, mis servidores habitarán allí.


A medida que se iba conociendo la orden del rey y su documento, en cada provincia y ciudad, los judíos festejaban con gran alegría. Y tanto era el miedo que les tenían a los judíos, que muchos en el país aceptaron su religión.


Pero también dijiste que si nos arrepentíamos y obedecíamos tus mandamientos nos volverías a reunir. También dijiste que tú nos traerías de vuelta al sitio que has elegido para que te adoremos, aun cuando estuviéramos en los lugares más lejanos.


»Ustedes, los de Judá, que escaparon con vida cuando Jerusalén fue conquistada, y ahora viven en lejanas tierras, ¡salgan ya de Babilonia! Aunque vivan lejos, recuérdenme, y no se olviden nunca de Jerusalén.


»Pueblo de Israel, ahora mismo daré la orden de que ustedes sean sacudidos, como se sacude el trigo para limpiarlo de basura, sin dejar caer un solo grano.


Después de todo, no es lógico tomar algo de buena calidad y mezclarlo con algo de mala calidad. Si Dios los aceptó a ustedes, que no eran parte de su pueblo, con más razón volverá a aceptar a los judíos, que sí lo son.


Sin embargo, los que habían huido de la ciudad de Jerusalén seguían anunciando las buenas noticias de salvación en los lugares por donde pasaban.


Saulo vio cómo mataban a Esteban, y le pareció muy bien. Más tarde, unos hombres que amaban mucho al Señor recogieron el cuerpo de Esteban, lo enterraron, y durante varios días lloraron su muerte. A partir de ese día, mucha gente comenzó a maltratar a los seguidores de Jesús que vivían en Jerusalén. Por eso todos tuvieron que separarse y huir a las regiones de Judea y de Samaria. Solamente los apóstoles se quedaron en Jerusalén.


Dios dijo: «Recuerda, Israel, que tú eres mi fiel servidor. No te olvides de mí, porque yo soy tu creador.


»Jamás se ha escuchado ni se ha visto que otro dios haya hecho grandes milagros a favor de los que en él confían.


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