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Salmos 26:8 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

8 Dios mío, yo amo el templo donde vives, donde se hace presente tu grandeza.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Amo tu santuario, Señor, el lugar donde habita tu gloriosa presencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Señor, cuánto amo la casa en que moras, y el lugar donde reside tu gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oh YHVH, yo amo la Casa donde habitas, Y el lugar donde reside tu gloria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Amo, Señor, la casa donde habitas, el lugar de la morada de tu gloria.

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Salmos 26:8
22 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Pero Jesús les respondió: —¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre?


Al día siguiente encontraron a Jesús en el templo, en medio de los maestros de la Ley. Él los escuchaba con atención y les hacía preguntas.


Y a ti, Jerusalén, te deseo mucho bienestar porque en ti se encuentra el templo de nuestro Dios.


10 (11) Prefiero pasar un día en tu templo que estar mil días lejos de él; prefiero dedicarme a barrer tu templo que convivir con los malvados.


4 (5) Cuando me acuerdo de esto, me invade el sufrimiento; recuerdo cuando iba camino hacia tu templo guiando multitudes; recuerdo las grandes fiestas, y los gritos de alegría cuando tu pueblo te alababa.


y por eso los sacerdotes ya no pudieron quedarse para celebrar el culto.


»Es tan grande mi amor por este templo para mi Dios, que además de todo lo que ya he reunido, voy a entregar de mis propias riquezas lo siguiente:


En cuanto Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo y quemó por completo las ofrendas y los sacrificios. Luego, la presencia misma de Dios llenó el templo,


y por eso los sacerdotes ya no pudieron entrar en él.


Cuando el esplendor de Dios comenzó a retirarse de donde estaba, escuché detrás de mí un ruido muy fuerte, parecido al de un terremoto. Ese ruido lo hacían aquellos seres extraños. Lo hacían sus alas al tocarse unas con otras, y también las ruedas que estaban a su lado. Y pude oír que alguien decía con fuerte voz: «¡Bendito sea en su templo nuestro gran Dios!» Entonces, algo dentro de mí me hizo levantarme y me sacó de allí; era como si Dios me hubiera tomado fuertemente de la mano. Yo estaba muy molesto y enojado.


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