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Salmos 137:3 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

3 Los mismos soldados que nos sacaron de Israel y nos hacían trabajar, nos pedían estar alegres; ¡querían oírnos cantar! ¡Querían que les cantáramos canciones de nuestra tierra!

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

3 Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues nuestros captores nos exigían que cantáramos; los que nos atormentaban insistían en un himno de alegría: «¡Cántennos una de esas canciones acerca de Jerusalén!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Allí los que nos habían deportado nos pedían palabras de una canción, y nuestros raptores un canto de alegría: '¡Cántennos un canto de Sión!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Los que nos habían llevado cautivos allí, nos invitaban a cantar; Los que nos habían hecho llorar nos pedían alegría, diciendo: ¡Cantadnos algún cántico de Sión!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 pues que allí nos pedían cantos nuestros carceleros, nuestros verdugos alegría: '¡Cantad para nosotros un canto de Sión!'.

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Salmos 137:3
18 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

«Llegará el momento en que todo esto será destruido. ¡Ni una sola pared del templo quedará en pie!»


»¡Por culpa de ustedes mi templo será derribado! ¡Por culpa de ustedes Jerusalén quedará en ruinas, y el monte de Sión se cubrirá de maleza!»


«Cuando Ezequías era el rey de Judá, el profeta Miqueas de Moréset habló de parte de Dios y le anunció al pueblo de Judá este mensaje: “La ciudad de Jerusalén será destruida; quedará hecha un montón de ruinas. Y en el monte de Sión, donde se levanta el templo, solo crecerán matorrales”.


11 (10) Destruiré las ciudades de Judá, y las dejaré sin gente. Dejaré a la ciudad de Jerusalén hecha un montón de ruinas. ¡En ese lugar vivirán solo los perros salvajes!»


pero que Dios va a liberar. Y ellos entrarán en Jerusalén cantando con mucha alegría, y para siempre vivirán felices. Se acabarán el llanto y el dolor, y solo habrá alegría y felicidad».


6 (7) Has hecho que nuestros vecinos se burlen de nosotros; ¡nos ven, y se ríen de nosotros!


1 (1b) Dios nuestro, naciones enemigas nos han invadido, han entrado en tu santo templo y han dejado en ruinas a Jerusalén.


1 (2) Dios mío, que vives en el monte Sión, tú mereces nuestras alabanzas; mereces que te cumplamos las promesas que te hacemos.


14 (15) Tú me salvaste; por eso estoy feliz. Iré a donde todos me oigan, y les diré a los que pasen que también deben alabarte.


2 (3.34) Delante de sus compañeros y del ejército de Samaria dijo: «¿Qué se traen entre manos esos pobres judíos? ¿Creen que podrán reconstruir la ciudad y volver a ofrecer sacrificios? ¿Creen que podrán hacerlo en un día? ¿Piensan que de ese montón de escombros van a sacar piedras nuevas?»


Ese fue el primer día en que David les encargó a Asaf y a sus compañeros que dedicaran a Dios este canto de acción de gracias:


Lo mismo que en el pasado, ahora volverán los que tú rescataste y entrarán en Jerusalén con gritos de alegría. Estarán llenos de alegría, y el llanto y el dolor desaparecerán».


David y todos los israelitas trajeron el cofre de Dios a Jerusalén, con cantos de alegría y música de cuernos de carnero, trompetas, platillos, arpas y guitarras. David, los encargados del cofre, los músicos y Quenanías, director de los cantos, estaban vestidos con mantos de lino fino. Además, David traía puesto un chaleco, y danzaba con mucha alegría. En el momento en que entraba el cofre, Mical la hija de Saúl estaba viendo desde la ventana del palacio, y al ver lo que hacía David, sintió por él un profundo desprecio.


Nadie cura con vinagre una herida, ni anda desnudo en el frío, ni les canta canciones a los que están afligidos.


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