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Nehemías 9:34 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

34 Nuestros reyes y jefes, nuestros sacerdotes y antepasados, no obedecieron tu ley ni hicieron caso de tus advertencias.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

34 Nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Nuestros reyes, líderes, sacerdotes y antepasados no obedecieron tu ley ni prestaron atención a las advertencias de tus mandatos y leyes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han seguido tu Ley, se olvidaron de tus mandamientos y de las ordenanzas que les habías dado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Porque nuestros reyes, nuestros gobernantes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no ejecutaron tu Ley ni atendieron tus mandamientos ni tus testimonios, con los cuales testificaste contra ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Nuestros reyes y jefes, nuestros sacerdotes y padres no guardaron tu ley, no atendieron a tus mandamientos, ni a las invitaciones que tú les hiciste.

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Nehemías 9:34
13 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Por medio de los profetas, Dios les había advertido muchas veces a los de Israel y de Judá que dejaran de hacer lo malo y obedecieran los mandamientos que les había dado a sus antepasados.


Cuando sufran todos los castigos que habré de enviarles, se acordarán de esta canción; y cuando sus hijos la canten, tendrán que admitir que tengo la razón. Aunque ellos no han entrado todavía en el territorio que les he prometido, los conozco muy bien y sé cómo van a actuar».


Durante muchos años les tuviste paciencia; tu espíritu y tus profetas les advirtieron del castigo. Pero ellos no quisieron escuchar, así que los dejaste caer en manos de sus enemigos.


No obedecieron los mandamientos ni el pacto que Dios había hecho con el pueblo de Israel. Adoraron ídolos que no valían nada, y por eso ellos mismos llegaron a ser un pueblo que no valía nada. Imitaron a las naciones vecinas, aunque Dios les había prohibido hacerlo.


Pero el castigo ha sido justo, pues tú fuiste fiel y nosotros pecamos contra ti.


Tenían un reino y riquezas, y el territorio fértil que les diste, pero ni aun así te adoraron ni dejaron su maldad.


Al contrario, vamos a seguir haciendo lo que nos da la gana, tal como lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios. Seguiremos adorando a nuestra diosa, la Reina del cielo, y le ofreceremos incienso y vino. En realidad, cuando lo hacíamos, teníamos mucha comida y no nos faltaba nada ni nos pasaba nada malo.


»Nuestros antepasados dejaron de adorar a Dios y abandonaron su templo. Desobedecieron a nuestro Dios,


»Dios nuestro, después de todo lo malo que hemos hecho, ¿qué podemos decir en nuestra defensa? No hemos obedecido las órdenes


Muchas veces les mandé profetas, para que les dijeran que no adoraran a otros dioses, pues eso es algo horrible, que yo no soporto.


Pero Jerusalén fue más rebelde que las naciones y los pueblos vecinos; no se comportó como las otras naciones, sino que fue peor que ellas, pues desobedeció mis leyes y mis mandamientos. »Puesto que Jerusalén se ha portado así, yo declaro que me pondré en contra suya. Yo soy el Dios de Israel. La castigaré por su horrible maldad; la castigaré delante de todas las naciones, como nunca antes lo hice ni lo volveré a hacer.


Los profetas hablaron de ti a nuestros reyes y a nuestros jefes, y también a nuestros padres y a todos nosotros. Pero nunca ninguno de nosotros les hizo caso.


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