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Nehemías 9:20 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

20 Fuiste bueno con ellos y con tu espíritu de bondad les enseñaste a vivir. No dejaste de enviarles el maná para comer ni el agua para calmar su sed.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Enviaste tu buen Espíritu para que les enseñara, y no dejaste de alimentarlos con maná del cielo ni de darles agua para su sed.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Les diste tu buen espíritu para hacerlos sabios, no les negaste el maná y les diste agua para su sed.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y diste tu buen Espíritu para instruirlos, y no retuviste tu maná de su boca, y les diste agua para su sed.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Tú les diste tu espíritu bueno para hacerles discretos, no les retiraste de su boca tu maná, y para su sed agua les diste.

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Nehemías 9:20
24 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Tú eres mi Dios. ¡Enséñame a hacer lo que quieres que yo haga! ¡Permite que tu buen espíritu me lleve a hacer el bien!


Yo bajaré entonces y te hablaré. Pondré en los ancianos una parte del espíritu que está en ti, para que te ayuden a dirigir al pueblo; así no tendrás que hacerlo todo.


Jesús le respondió: —Tú no sabes lo que Dios quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú me pedirías agua, y yo te daría el agua que da vida.


Ningún profeta habló por su propia cuenta. Al contrario, todos ellos hablaron de parte de Dios y fueron guiados por el Espíritu Santo.


»Dios hizo que ustedes pasaran por lugares desiertos, pero no sufrieron de sed, porque él partió la roca y brotó agua en abundancia.


pues su Espíritu nos hace actuar con bondad, justicia y verdad.


pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna.


Partió una piedra en dos, y brotó agua como un río que corrió por el desierto.


Ese mismo día el maná dejó de caer. Los israelitas ya no comieron más maná, sino que se alimentaron de lo que producía la tierra de Canaán.


Como los israelitas nunca habían visto nada parecido, se preguntaban qué cosa era. Moisés les dijo: «Este es el pan con que Dios los va a alimentar.


Durante muchos años les tuviste paciencia; tu espíritu y tus profetas les advirtieron del castigo. Pero ellos no quisieron escuchar, así que los dejaste caer en manos de sus enemigos.


Yo les ruego, hermanos míos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor que nos da el Espíritu Santo, que oren mucho a Dios por mí.


No tendrán hambre ni sed, ni los molestará el sol ni el calor, porque yo los amo y los guío, y los llevaré a fuentes de agua.


Ese fue el alimento de los israelitas durante cuarenta años; lo comieron hasta llegar a la frontera con Canaán, que ya era una región habitada. Para medir el maná, los israelitas usaban una medida de dos kilos llamada «gomer».


Todos ellos comieron el alimento espiritual que Dios les ofreció.


Cuando ustedes salieron de Egipto, yo les prometí que los acompañaría; y así ha sido siempre: ¡mi espíritu los acompaña! Por eso, no tengan miedo.


Entonces Dios le dijo a Moisés: «Voy a hacer que del cielo les llueva comida todos los días, pero la gente recogerá solo lo necesario para cada día. El día sexto podrán recoger el doble. Voy a ver si me obedecen o no».


Pero era tanta la sed que tenían, que comenzaron a criticar a Moisés. Le dijeron: —¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¿Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y nuestros animales?


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