Mateo 3:2 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual2 «Vuélvanse a Dios, porque muy pronto su reino se establecerá aquí.» অধ্যায়টো চাওকঅধিক সংস্কৰণBiblia Reina Valera 19602 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. অধ্যায়টো চাওকBiblia Nueva Traducción Viviente2 «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca». অধ্যায়টো চাওকBiblia Católica (Latinoamericana)2 éste era su mensaje: 'Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está cerca. অধ্যায়টো চাওকLa Biblia Textual 3a Edicion2 diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos° se ha acercado.° অধ্যায়টো চাওকBiblia Serafín de Ausejo 19752 'Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca'. অধ্যায়টো চাওক |
Por esos días, Juan el Bautista apareció en el desierto. Se vestía con ropa hecha de pelo de camello y usaba un taparrabos de cuero. Comía saltamontes y miel silvestre. Juan le decía a la gente: «¡Bautícense y demuestren que ya no quieren hacer lo malo! Solo así Dios los perdonará.» También decía: «Después de mí viene alguien más poderoso que yo. ¡Ni siquiera merezco ser su esclavo! Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.» Todos los que vivían en la región de Judea, y en Jerusalén, iban al desierto para oír a Juan. Muchos confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Jesús también les hizo esta comparación: «Con el reino de Dios pasa algo parecido a lo que sucede con la semilla de mostaza. A pesar de ser muy pequeña, cuando un hombre la siembra en su terreno, crece hasta convertirse en la más grande de las plantas del huerto. Llega a ser tan grande como un árbol, y hasta los pájaros hacen nidos en sus ramas.»
Por eso, sigamos aprendiendo más y más, hasta que lleguemos a ser cristianos maduros. Dejemos de ocuparnos de las primeras enseñanzas que se nos dieron acerca de Cristo, y no sigamos hablando de cosas simples. Dejemos de hacer lo malo, sigamos a Cristo, y dejemos de pecar para no morir. Ya sabemos que debemos confiar en Dios,
Pero si en ese lugar donde tu pueblo esté prisionero, se vuelve a ti con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal y te lo dice, óyelo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia este país que le diste a sus antepasados, hacia la ciudad de Jerusalén, y hacia este templo,