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Malaquías 1:10 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

10 ¡Prefiero que se cierren las puertas de mi templo! Ya no me traigan esta clase de ofrendas, porque estoy muy molesto con ustedes y no se las voy a aceptar.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 «¡Cómo quisiera que alguno de ustedes cerrara las puertas del templo para que esos sacrificios despreciables no fueran ofrecidos! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y no aceptaré sus ofrendas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¿Quién de ustedes cerrará las puertas del templo para que no vengan más ustedes a encender mi altar inútilmente? Pues ustedes ahora sólo me molestan, les dice Yavé de los Ejércitos, y me desagradan totalmente sus ofrendas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Oh si hubiera entre vosotros quien os cerrara las puertas para que no encendierais en vano mi altar! ¡No tengo complacencia en vosotros, dice YHVH Sebaot, ni aceptaré ofrenda de vuestras manos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Ah, si hubiera alguno de vosotros que cerrara las puertas, para que no encendierais mi altar inútilmente! No tengo complacencia alguna en vosotros -dice Yahveh Sebaot-, ni me es grata la oblación de vuestras manos.

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Malaquías 1:10
21 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no por obligación ni para ganar dinero.


Los sacerdotes, profetas y jueces enseñan, predican o dictan sentencia solo a cambio de dinero. »Y para colmo se atreven a decir: “No tenemos nada que temer. ¡Dios está con nosotros!”


»Pero un día me buscarán; y llevarán como ofrenda sus vacas y sus ovejas, pero no podrán encontrarme. ¡Yo los abandonaré!


»¿De qué me sirve este incienso que me traen del reino de Sabá? ¿Para qué quiero la caña dulce que me traen de un país lejano? ¡Me disgustan todas las ofrendas que queman sobre mi altar!


Por más que ayunen, no escucharé sus ruegos; por más que me presenten ofrendas de animales y de cereal, no los aceptaré. Ya he decidido destruirlos, y voy a enviarles guerra, hambre y enfermedades».


Castigaré a todos los de Judá; sus casas, campos y mujeres pasarán a manos de otros. Les juro que así será. »Todos desean lo que no es suyo, desde el más chico hasta el más grande. Ya no se puede confiar ni en el profeta ni en el sacerdote.


»Los que me son fieles en todo y confían en mí vivirán para siempre. Pero si dejan de serme fieles, no estaré contento con ellos.»


Los demás solo se ocupan de sus propias cosas y no de lo que le agrada a Jesucristo.


Ustedes saben que los que trabajan en el templo viven de lo que hay en el templo. Es decir, que los que trabajan en el altar del templo, comen de los animales que allí se sacrifican como ofrenda a Dios.


El que recibe un salario por cuidar a las ovejas, huye cuando ve que se acerca el lobo. Deja a las ovejas solas, porque él no es el pastor y las ovejas no son suyas. Por eso, cuando el lobo llega y ataca a las ovejas, ellas huyen por todos lados.


»Todos desean lo que no es suyo, desde el más chico hasta el más grande. Ya no se puede confiar ni en el profeta ni en el sacerdote.


Dios le dijo a su pueblo: «A ustedes les gusta adorar a muchos dioses, y andan de altar en altar. Eso yo no lo acepto, y por este terrible pecado, los voy a castigar».


Ustedes los sacerdotes se quejan, y dicen: «Nuestro trabajo es muy pesado». Pero el Dios todopoderoso les dice: «¿Creen ustedes que voy a recibir con gusto esos animales cojos y enfermos, que ustedes me traen como ofrenda? Eso es un insulto, pues para colmo me traen animales con defectos.


y todavía se preguntan por qué Dios ya no recibe con gusto sus ofrendas. Pues ahora, ¡que acabe Dios con quienes hacen eso, no importa que le traigan ofrendas y que llenen de lágrimas su altar! ¡Y que acabe también con quienes ven esto y no hacen nada para impedirlo! »Dios ha visto lo que han hecho todos ustedes: Cuando eran jóvenes, se casaron y se comprometieron a ser fieles a su esposa. Pero no han cumplido con su compromiso.


6 (7) Pero veintitrés años después, los sacerdotes aún no habían reparado el templo.


A Dios no le agradan las ofrendas de los malvados, pero recibe con agrado las oraciones de la gente buena.


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