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Judas 1:3 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

3 Amados hermanos en Cristo, hace tiempo que he querido escribirles acerca de la salvación que Dios nos ha dado. Ahora les escribo para pedirles que luchen y defiendan la enseñanza que Dios ha dado para siempre a su pueblo elegido.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Queridos amigos, con gran anhelo tenía pensado escribirles acerca de la salvación que compartimos. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que debo escribirles sobre otro tema para rogarles que defiendan la fe que Dios ha confiado una vez y para siempre a su pueblo santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me sentí obligado a hacerlo para exhortarlos a luchar por la fe que Dios entregó de una vez para siempre a sus santos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Amados, poniendo toda diligencia en escribiros acerca de nuestra común salvación, tuve necesidad de escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe una vez dada a los santos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Queridos hermanos, he puesto toda mi diligencia en escribiros sobre nuestra común salvación, pues he sentido la necesidad de hacerlo para alentaros a que luchéis por la fe transmitida de una vez para siempre al pueblo santo.

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Judas 1:3
44 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Imita al deportista, que se esfuerza por ganar la competencia: haz todo lo posible por ser un buen discípulo de Jesucristo, y recibirás el premio de la vida eterna. Dios te llamó y te prometió esa vida cuando, delante de mucha gente, anunciaste que habías confiado en Dios.


Solo les pido que vivan dignamente, como lo enseña la buena noticia de Cristo. Porque, sea que yo vaya o no a verlos, quiero estar seguro de que todos ustedes viven muy unidos y que se ponen de acuerdo en todo, y que luchan unidos por anunciar la buena noticia.


Pero ustedes, queridos hermanos, sigan confiando siempre en Dios. Esa confianza es muy especial. Cuando oren, dejen que el Espíritu Santo les diga lo que deben decir.


»La muerte del Cordero y el mensaje anunciado han sido su derrota. Los nuestros no tuvieron miedo, sino que se dispusieron a morir.


’No tengas miedo de lo que vas a sufrir. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel, para ver si en verdad confían en mí. Durante algún tiempo, ustedes tendrán muchas dificultades; pero si confían en mí hasta la muerte, yo les daré como premio la vida eterna.


Las enseñanzas que te he dado son un buen ejemplo de lo que debes hacer. No dejes de confiar en Dios y en el amor que tenemos por estar unidos a Jesucristo.


Timoteo, hijo mío, las cosas que te pido hacer están de acuerdo con las profecías que se dijeron acerca de ti. Si cumples con ellas, serás como un buen soldado que sabe pelear.


Pero ni por un momento nos dejamos convencer, pues queríamos que ustedes siguieran obedeciendo el verdadero mensaje de la buena noticia.


Hermanos, les he escrito estas breves palabras para animarlos. Léanlas con paciencia.


Y cada día Saulo hablaba con más poder del Espíritu Santo, y les probaba que Jesús era el Mesías. Sin embargo, los judíos que vivían en Damasco lo escuchaban, pero no entendían nada.


’Vengan a mí todos los pueblos que habitan en lugares lejanos. Yo los salvaré, porque yo soy Dios y no hay otro.


»En esa ocasión Dios me dio los mandamientos que él mismo escribió en tablas de piedra. Ya antes, cuando les habló desde el fuego, él les había anunciado que les daría esos mandamientos.


También saben que en la ciudad de Filipos nos insultaron y maltrataron. Pero aunque tuvimos muchas dificultades, Dios nos dio valor para anunciarles la buena noticia.


Lo primero que les enseñé fue lo mismo que yo aprendí: que Cristo murió en lugar de nosotros, que éramos pecadores. Tal como lo enseña la Biblia,


Solo Jesús tiene poder para salvar. Solo él fue enviado por Dios, y en este mundo solo él tiene poder para salvarnos.


Apolo se enfrentaba a los judíos que no creían en Jesús, y con las enseñanzas de la Biblia les probaba que Jesús era el Mesías.


y les probaba con ella que el Mesías tenía que morir y resucitar. Les decía: «Jesús, de quien yo les he hablado, es el Mesías.»


Pero ustedes, queridos hermanos, acuérdense de lo que ya les habían dicho los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.


Yo, Simón Pedro, estoy al servicio de Jesucristo, quien me envió a anunciar su mensaje. Reciban mis saludos. Jesucristo, nuestro Dios y Salvador, ha sido justo y bueno con todos ustedes, pues los hizo confiar en él, como nos hizo confiar a nosotros.


Silvano me ha ayudado a escribirles esta breve carta. Yo lo considero un fiel seguidor de Cristo, y alguien en quien se puede confiar. Les he escrito para darles consejos, y para asegurarles que todo lo bueno que Dios les ha dado demuestra que él los ama mucho. ¡Nunca duden del amor de Dios!


Queridos hermanos y hermanas de la iglesia de Filipos: Nosotros, Pablo y Timoteo, que somos servidores de Jesucristo, enviamos un saludo a todos ustedes, que pertenecen al pueblo especial de Dios y están unidos a Jesucristo. Saludos también para los líderes y los diáconos.


Queridos hermanos y hermanas de Éfeso: A ustedes, que pertenecen al pueblo especial de Dios, y que siguen creyendo en Jesucristo y viven muy unidos a él, les envío mis saludos. Yo, Pablo, soy apóstol de Jesucristo porque Dios así lo quiso.


Esta parte la escribí yo mismo. Fíjense que les escribo esto con letras bien grandes.


Finalmente, Pablo les dijo: «¡Les aseguro que Dios quiere salvar a los que no son judíos! ¡Ellos sí escucharán!»


pues ya les he anunciado los planes de Dios. No les he ocultado nada.


3 (2) Dios dijo: «Esta gente dice que me ama, pero en este país todos mienten y todo va de mal en peor. ¡Este pueblo dice más mentiras que las flechas que un guerrero dispara en la batalla!


Pero al pueblo de Israel lo salvarás para siempre y nunca más se llenará de vergüenza ni volverá a ser humillado».


Así que no importa si son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales.


Discutí con esos hombres y los maldije. A algunos les di de golpes, les arranqué el cabello y los obligué a prometer, en nombre de Dios, que ni ellos ni sus hijos o hijas se casarían con extranjeros.


Los apóstoles siguieron anunciando el mensaje de Dios. Por eso, más y más personas se convirtieron en seguidores de Jesús, y muchos sacerdotes judíos también creyeron en él.


—Señor —respondió Ananías—, me han contado que en Jerusalén este hombre ha hecho muchas cosas terribles contra tus seguidores.


Mis queridos hermanos, aunque les decimos estas cosas, estamos seguros de que ustedes no han dejado de creer, sino que siguen confiando en Dios. Eso es lo mejor para ustedes, pues así serán salvados.


Más les valdría no haber conocido este santo mandamiento, ni saber de qué manera quiere Dios que vivan, que saber esto y no obedecerlo.


Yo, Judas, estoy al servicio del Señor Jesucristo y soy hermano de Santiago. Escribo esta carta a todos los que Dios el Padre ama y ha elegido, y que Jesucristo también cuida.


আমাক অনুসৰণ কৰক:

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