Jeremías 28:11 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual
11 Y dijo delante de todos: —Esto es lo que Dios ha declarado: “Dentro de dos años haré pedazos el poder del rey de Babilonia, y no volverá a dominar a las naciones”. Yo me retiré de allí,
11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así ha dicho Jehová: De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su camino.
11 Y Hananías dijo nuevamente a la multitud que se había reunido: «Esto dice el Señor: “Así como este yugo ha sido roto, dentro de dos años romperé el yugo de opresión de todas las naciones ahora sometidas al rey Nabucodonosor de Babilonia”». Después de eso, Jeremías se fue de la zona del templo.
11 luego dijo a la gente: 'Esto les dice Yavé: Dentro de dos años romperé el yugo que Nabucodonosor impuso a todos los países. Y el profeta Jeremías se marchó.
11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así dice YHVH: Así dentro de dos años romperé el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años. Y el profeta Jeremías se fue por su camino.
11 y Jananías habló en estos términos en presencia de todo el pueblo: 'Así dice Yahveh: dentro de dos años romperé de la misma manera el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, de encima del cuello de todas las naciones'. El profeta Jeremías se fue por su camino.
Dios me contestó: «Esos profetas que dicen hablar de mi parte, son unos mentirosos. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden. Es más, ni siquiera he hablado con ellos. Sus mensajes son una mentira, ¡un invento de su propia imaginación! Dicen también que no habrá guerra ni hambre en este país; pero yo les digo que morirán de hambre o los matarán en la guerra. No solo ellos morirán, sino también sus esposas, sus hijos y sus hijas. Sus cadáveres serán arrojados a las calles de Jerusalén, y no habrá nadie que los entierre. ¡Así les haré pagar su maldad!
Sedequías hijo de Quenaaná, se había hecho unos cuernos de hierro, y con ellos en la mano gritaba: «Dios ha dicho que con estos cuernos Ahab atacará a los sirios hasta destruirlos».
Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, que eran alrededor de cuatrocientos, y les preguntó: —¿Debo atacar a Ramot de Galaad para recuperarla? Los profetas contestaron: —Atácala. Porque Dios te la va a entregar.
El anciano le dijo: —Yo también soy profeta, y un ángel me dio este mensaje de parte de Dios: “Lleva al profeta de Judá a tu casa para que coma pan y beba agua”. El profeta de Judá no sabía que el anciano mentía,
Entonces yo le dije a Hananías: —Ahora escúchame tú, señor profeta. Tú estás haciendo que este pueblo crea en una mentira, pues Dios nunca te envió a hablarles.