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Isaías 55:11 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

11 Lo mismo pasa con mi palabra cuando sale de mis labios: no vuelve a mí sin antes cumplir mis órdenes, sin antes hacer lo que yo quiero.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 así será la palabra que salga de mi boca. No volverá a mí con las manos vacías sino después de haber hecho lo que yo quería, y haber llevado a cabo lo que le encargué.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Así será mi Palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, Sino que hará lo que Yo quiero, Y cumplirá aquello para lo cual la envié.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 así es la palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hace lo que yo deseo y consigue aquello para lo que la envío.

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Isaías 55:11
29 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras permanecerán para siempre.


Yo anuncio desde el principio lo que va a pasar al final, y doy a conocer el futuro desde mucho tiempo antes. Les aseguro que todos mis planes se cumplirán tal como yo quiero.


Así que las personas llegan a confiar en Dios cuando oyen el mensaje acerca de Jesucristo.


El que da vida eterna es el Espíritu de Dios; ninguna persona puede dar esa vida. Las palabras que les he dicho vienen del Espíritu que da esa vida.


Lo que digo es verdad, y mi palabra no dejará de cumplirse. Ante mí, todos doblarán la rodilla y me adorarán. Les juro que así será’.


Hay quienes piensan que hablar de la muerte de Cristo en la cruz es una tontería. Pero los que así piensan no se salvarán, pues viven haciendo el mal. Sin embargo, para los que sí van a salvarse, es decir, para nosotros, ese mensaje tiene el poder de Dios.


Además, siempre damos gracias a Dios porque, al llevarles su mensaje, ustedes lo aceptaron como si lo recibieran de parte de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios, y hace que los que confían en él cambien su manera de vivir.


Dios les ha cambiado su modo de vivir. Es como si ustedes hubieran vuelto a nacer, no de padres humanos, que finalmente mueren, sino gracias al mensaje de Dios. Y es que ese mensaje da vida y nada puede destruirlo.


Además, quiso que fuéramos sus hijos. Por eso, por medio de la buena noticia de salvación nos dio una vida nueva.


En esto la gente es como un terreno. Los que creen en Cristo son como el terreno que recibe mucha lluvia y produce una buena cosecha para el sembrador, y Dios lo bendice.


Dios le dijo al pueblo de Israel: «Después que cubrí toda la tierra con las aguas del diluvio, yo le juré a Noé: “Nunca más habrá otro diluvio”. Del mismo modo, ahora te juro que nunca más me enojaré contigo ni volveré a amenazarte.


Lo que tengo que decir es tan bueno como la lluvia, que hace bien a las plantas y a la hierba del campo.


»¡Dios no es como nosotros! No dice mentira alguna ni cambia de parecer. Dios cumple lo que promete.


En cambio, la palabra de Dios permanece para siempre”».


»Dios quiso humillarlo y hacerlo sufrir, y el fiel servidor ofreció su vida como sacrificio por nosotros. Por eso, él tendrá una vida muy larga, llegará a ver a sus descendientes, y hará todo lo que Dios desea.


Dios dijo: «Yo hago un pacto con ustedes: les prometo que mi poder, y las enseñanzas que les he dado, nunca se apartarán de ustedes ni de sus descendientes».


De eso me encargaré yo mismo. No voy a cambiar de parecer. Voy a castigarte sin piedad ni compasión, por todo lo que has hecho. Te juro que lo haré; ya he dado mi palabra, y la cumpliré”».


»Tomen esto en cuenta: Yo, el Dios de Israel, voy a destruir por completo todas las casas, ¡grandes y pequeñas!


Samuel seguía creciendo, y Dios lo cuidaba. También le daba mensajes en el santuario de Siló, y Samuel se los comunicaba a todo el pueblo. Todo lo que Dios prometía por medio de Samuel, se cumplía. Por eso en todo Israel, la gente confiaba plenamente en las palabras de Samuel.


Luego Dios me hizo dos preguntas: —Jeremías, dime, ¿qué ves? Yo le respondí: —Veo la rama de un almendro. Sus frutos son los primeros en madurar. Entonces me dijo: —Tienes razón. Yo soy el primero en hacer cumplir mis palabras. Pero, ¿qué más ves? Le respondí: —Veo en el norte una olla hirviendo, que está por volcarse hacia el sur.


Haré con ese país todo lo que dije contra las otras naciones. Cumpliré las amenazas que anunció mi profeta Jeremías, y que han quedado escritas en este libro.


A ellos los castigué, tal y como mis profetas se lo habían advertido. Pero ellos volvieron a obedecerme, porque reconocieron que yo los castigué por causa de sus pecados».


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