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Isaías 30:10 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

10 No quieren que los videntes cuenten sus visiones; tampoco quieren que los profetas les digan la verdad. Prefieren que les hablen de cosas agradables; prefieren seguir creyendo que todo les saldrá bien.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

10 que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Les dicen a los videntes: «¡Dejen de ver visiones!». Les dicen a los profetas: «No nos digan lo que es correcto. Dígannos cosas agradables; cuéntennos mentiras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Han dicho a los videntes: 'No tengan más visiones', y a los profetas: 'No nos comuniquen la verdad, más bien, cuéntennos cosas interesantes de mundos maravillosos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Que dicen a los videntes: No veáis, y a los profetas:° No profeticéis para nosotros cosas rectas, Decidnos cosas halagüeñas, ¡profetizad ilusiones!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 que dicen a los videntes: 'No veáis', y a los profetas: 'No nos profeticéis verdades, decidnos cosas halagüeñas profetizad ilusiones;

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Isaías 30:10
39 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

porque no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino que buscan su propio bien. Hablan a la gente con palabras bonitas, pero son unos mentirosos y engañan a los que no entienden.


Deja ya de profetizar aquí en Betel, porque en esta ciudad está el templo más importante del reino, y aquí es donde el rey viene a adorar.


»Pero ustedes, pueblo de Israel, emborracharon a los nazireos y no dejaron que los profetas les comunicaran mis mensajes.


Los habitantes de Anatot querían matarme. Entre gritos y amenazas me decían: «¡Ya no hables en nombre de Dios! De lo contrario, te mataremos». Pero el todopoderoso Dios de Israel me aseguró: «Yo castigaré a los de Anatot. Sus mejores soldados morirán a filo de espada, y sus hijos y sus hijas morirán de hambre.


Cuando estos dos profetas hayan terminado de anunciar mi verdadero mensaje, el monstruo que sube desde el Abismo profundo peleará contra ellos, y los vencerá y los matará.


Aseguran que yo dije que a los malvados siempre les irá bien; que a los que me desprecian nada malo les pasará.


Ustedes serían felices con profetas mentirosos que solo hablaran de vino y de licor.


»Ustedes los israelitas no quieren que los profetas les den malas noticias. Ustedes no quieren creer que algo malo puede sucederles; por eso no quieren escucharlos. Les dicen que yo no estoy enojado, y que ese no es mi modo de actuar. Dicen que yo siempre trato bien a todos los que hacen lo bueno.


Díganles que lo pongan en la cárcel y que no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla.


Cuando Elías encontró a Ahab, este le dijo a Elías: —¡Vaya, mi enemigo Elías anda por aquí! Elías le contestó: —Sí, así es. Siempre haces lo que a Dios no le agrada,


¡Ahora resulta que, por decirles la verdad, me he hecho enemigo de ustedes!


—Ya les habíamos advertido que no enseñaran más acerca de ese hombre Jesús, pero no nos obedecieron. A todos en Jerusalén les han hablado de Jesús, y hasta nos acusan a nosotros de haberlo matado.


«Debemos impedir que lo sepa más gente. Tenemos que amenazarlos para que dejen de hablar del poder de Jesús.»


»Por eso ustedes no pueden creer que digo la verdad.


La gente de este mundo no los odia a ustedes. Pero a mí me odia porque les digo que su conducta es mala.


Por eso algunos jefes fueron a decirle al rey: —¡Hay que matar a Jeremías! Lo que él anuncia está desanimando a los soldados y a la gente que aún queda en la ciudad. Jeremías no busca nuestro bien; al contrario, nos desea lo peor.


Además, le reclamabas a Sofonías el no haber apresado a Jeremías. Según tú, Jeremías se hacía pasar por profeta


y entonces los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a toda la gente: «¡Este tipo merece la muerte! ¡Ustedes mismos lo han oído decir que esta ciudad va a ser destruida!»


Los profetas solo dicen mentiras, los sacerdotes enseñan lo que quieren, y mi pueblo parece estar feliz. Pero cuando llegue el desastre, nadie acudirá en su ayuda».


Todavía estaba hablando el profeta, cuando el rey lo interrumpió diciendo: —¡No necesito de tus consejos! ¡Cállate o te mueres! Por último, el profeta le dijo: —A pesar de lo que has hecho, no quieres escucharme. No hay duda de que Dios te ha abandonado, y de que va a destruirte.


Al oír esto, Asá se enojó tanto contra el profeta que lo encerró en la cárcel. También maltrató con crueldad a varios de los habitantes de la ciudad.


Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. Al contrario, querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír.


La gente no escuchará la verdadera enseñanza, sino que prestará atención a toda clase de cuentos.


Y Saúl le contestó: —Está bien, vamos. En esos días, cuando alguien en Israel tenía problemas y quería que Dios le dijera qué hacer, decía: «Voy a preguntarle al hombre que interpreta visiones». A estos intérpretes se les conocía como «videntes», y tiempo después se les llamó «profetas».


»¡Qué mal les va a ir a ustedes! Dicen que lo malo es bueno, y que las tinieblas son luz. También dicen que lo amargo es dulce.


Dios ha hecho caer sobre ustedes un sueño muy profundo. Ustedes los profetas deberían ser los ojos del pueblo, pero son incapaces de ver nada.


Además, ve a hablar con Joacín, y dile de mi parte lo siguiente: “Tú quemaste aquel libro, y te atreviste a reclamarle a Jeremías por haberlo escrito. Pero no dudes ni por un momento que el rey de Babilonia va a destruir este país, y va a acabar con todas las personas y con todos los animales que aquí viven.


3 (40.27) ¡Un cocodrilo no va a rogarte que le tengas compasión,


»Ustedes se sienten muy seguros por haber hecho un trato con Egipto; pero es un trato de muerte, es un trato engañoso.


আমাক অনুসৰণ কৰক:

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