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Hechos 21:31 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

31 Cuando estaban a punto de matar a Pablo, el jefe del batallón de soldados romanos se enteró que la gente estaba alborotada.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

31 Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Cuando estaban a punto de matarlo, le llegó al comandante del regimiento romano la noticia de que toda Jerusalén estaba alborotada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Querían matarlo, pero llegó al comandante del batallón la noticia de que toda Jerusalén estaba alborotada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Pero mientras procuraban matarlo, se informó° al tribuno de la cohorte que toda Jerusalem estaba° alborotada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Ya se disponían a darle muerte, cuando le llegó al tribuno de la cohorte la noticia de que toda Jerusalén estaba amotinada.

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Hechos 21:31
19 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Pero los demás judíos tuvieron envidia. Buscaron a unos vagos que andaban por allí, y les pidieron que alborotaran al pueblo en contra de Pablo y de Silas. Esos malvados reunieron a muchos más, y fueron a la casa de Jasón para sacar de allí a Pablo y a Silas, a fin de que el pueblo los maltratara.


Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron al tribunal, y con mucha pompa entraron en la sala. Iban acompañados de los jefes del ejército y de los hombres más importantes de la ciudad. Festo ordenó que trajeran a Pablo,


Cuando Félix oyó eso, decidió terminar la reunión, pues conocía bien todo lo que se relacionaba con el mensaje de Jesús. Y les dijo a los judíos: «Cuando venga el jefe Lisias, me contará lo que pasó; y sabré más acerca de este asunto.»


Además, trató de hacer algo terrible contra nuestro templo, y por eso lo metimos en la cárcel.


Pablo llamó entonces a uno de los capitanes romanos, y le dijo: —Este muchacho tiene algo importante que decirle al jefe de usted; llévelo con él.


La gente ya no quiso escuchar más y comenzó a gritar: «¡Ese hombre no merece vivir! ¡Que muera! ¡No queremos volver a verlo en este mundo!»


Hace algún tiempo, un egipcio inició una rebelión contra el gobierno de Roma y se fue al desierto con cuatro mil guerrilleros. ¡Yo pensé que ese eras tú!


No tenemos ningún motivo para causar todo este alboroto; más bien, se nos podría acusar ante los jueces de alborotar a la gente.» Cuando el secretario terminó de hablar, les pidió a todos que se marcharan.


En la ciudad de Cesarea vivía un hombre llamado Cornelio. Era capitán de un grupo de cien soldados romanos, al que se conocía como Regimiento Italiano.


Los soldados de la tropa, con su capitán y los guardias del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron.


Ustedes van a ser expulsados de las sinagogas; y llegará el día en que cualquiera que los mate creerá que le está haciendo un favor a Dios.


Decían entre ellos: «Vamos a hacerlo, pero no durante la fiesta, no sea que la gente se alborote y se ponga en contra de nosotros.»


Pero algunos decían: «No hay que hacerlo durante la fiesta, para que la gente no se enoje contra nosotros ni se arme un gran alboroto.»


Adonías y todos sus invitados ya habían acabado de comer cuando escucharon el ruido. Joab escuchó el sonido de la trompeta, y dijo: «¿Por qué habrá tanto alboroto en la ciudad?»


Los soldados de Pilato llevaron a Jesús al patio del cuartel y llamaron al resto de la tropa.


»¡Por eso algunos judíos me tomaron prisionero en el templo, y quisieron matarme!


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