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Hechos 16:27 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

27 Cuando el carcelero despertó y vio las puertas abiertas, pensó que los prisioneros se habían escapado. Sacó entonces su espada para matarse,

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 El carcelero se despertó y vio las puertas abiertas de par en par. Dio por sentado que los prisioneros se habían escapado, por lo que sacó su espada para matarse;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Se despertó el carcelero y vio todas las puertas de la cárcel abiertas. Creyendo que los presos se habían escapado, sacó la espada para matarse,

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Despertando entonces el carcelero, al ver abiertas las puertas de la cárcel, y suponiendo que los presos se habían escapado, sacó la espada y estaba a punto de suicidarse.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Al despertar el carcelero y ver las puertas de la cárcel abiertas, desenvainó la espada con la intención de matarse, pensando que los presos habrían huido.

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Hechos 16:27
9 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

El rey Herodes Agripa ordenó a sus soldados que buscaran a Pedro, pero ellos no pudieron encontrarlo. Entonces Herodes les echó la culpa y mandó que los mataran. Después de esto, Herodes salió de Judea y se fue a vivir por un tiempo en Cesarea.


Entonces Judas tiró las monedas en el templo, y fue y se ahorcó.


Mientras tanto, como Ahitófel vio que Absalón no le había hecho caso, montó en su burro y se regresó a su casa en Guiló. Al llegar, arregló sus asuntos familiares, y luego se ahorcó. Así murió y fue enterrado en la tumba de su padre.


Rápidamente llamó Abimélec a su ayudante de armas, y le dijo: «Saca tu espada y mátame. No quiero que se diga que una mujer me mató». Entonces su ayudante le clavó la espada, y Abimélec murió.


pero Pablo le gritó: «¡No te mates! Todos estamos aquí.»


El carcelero le dijo a Pablo: «Ya pueden irse tranquilos, pues los jueces me ordenaron dejarlos en libertad.»


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