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Génesis 39:3 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

3 Potifar vio que Dios ayudaba a José y hacía que todo le saliera bien.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Potifar lo notó y se dio cuenta de que el Señor estaba con José, y le daba éxito en todo lo que hacía.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El egipcio vio que Yavé estaba con José y hacía prosperar todo cuanto emprendía;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y su señor observó que YHVH estaba con él, porque todo cuanto hacía, YHVH lo hacía prosperar en su mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Éste se percató de que Yahveh estaba con José y que le hacía prosperar en todo lo que emprendía.

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Génesis 39:3
28 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!


Labán le dijo: —Por favor, no te vayas. Preferiría que te quedes conmigo. Dios me hizo ver que gracias a ti soy muy rico.


De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo.


El profeta Zacarías le enseñó a Ozías a respetar y amar a Dios; mientras el profeta vivió, Ozías obedeció a Dios, y por eso Dios lo hizo prosperar.


Por esos días, Abimélec fue a visitar a Abraham. Lo acompañó Ficol, que era el capitán de su ejército. Al llegar, Abimélec le dijo a Abraham: —He visto que Dios te ayuda en todo lo que haces.


Y ellos le contestaron: —Ya hemos visto que Dios está de tu parte. Por eso queremos hacer un trato contigo. Y lo vamos a hacer, pero bajo juramento.


Ya verás lo que haré con esos mentirosos que pertenecen a Satanás. Dicen que son judíos, pero en realidad no lo son. Haré que se arrodillen delante de ti, para que vean cuánto te amo.


Es decir, que cada domingo, cada uno de ustedes debe apartar y guardar algo de dinero, según lo que haya ganado. De este modo no tendrán que recogerlo cuando yo vaya a verlos.


Yo les contesté: —Dios gobierna desde el cielo, y con su ayuda tendremos éxito. Ustedes no tienen autoridad en Jerusalén. Tampoco tienen ningún derecho, pues no son parte de su historia. Nosotros haremos los trabajos de reconstrucción.


Cuando Saúl comprobó que Dios protegía a David, y que su hija Mical en verdad lo amaba, le dio mucho miedo.


El carcelero no tenía que vigilarlo, porque Dios ayudaba a José y hacía que todo le saliera bien.


Antes de mi llegada, era muy poco lo que tenías; ahora eres muy rico, pues desde que llegué Dios te ha bendecido en todo. Pero yo necesito trabajar para mi propia familia.


Esa misma noche Dios se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham, y por él te voy a bendecir y a aumentar el número de tus descendientes. No tengas miedo, pues yo te ayudaré en todo».


Cuando el niño creció, se quedó a vivir en el desierto de Parán. Allí aprendió a manejar bien el arco y las flechas, y Dios siempre le brindó su ayuda. Finalmente, su madre lo casó con una egipcia.


A José le fue muy bien allí, en la casa de su amo egipcio, pues Dios estaba con él.


Por eso Dios siempre lo ayudaba y permitía que le fuera bien en todo. Un día Ezequías se puso en contra del rey de Asiria, y le dijo que no seguiría bajo su dominio.


Júrame ahora mismo, delante de él, que nunca me harás ningún daño, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame también que siempre me tratarás bien, tal como yo te he tratado, y que harás lo mismo con la gente de este país, donde has venido a vivir.


Dios siguió ayudando a José y dándole muestras de su amor, pues hizo que el carcelero lo tratara bien.


»Yo te pido que seas fuerte y valiente, que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios, y te ayudaré por dondequiera que vayas.


Samuel seguía creciendo, y Dios lo cuidaba. También le daba mensajes en el santuario de Siló, y Samuel se los comunicaba a todo el pueblo. Todo lo que Dios prometía por medio de Samuel, se cumplía. Por eso en todo Israel, la gente confiaba plenamente en las palabras de Samuel.


Antes de eso, el jefe de estos guardianes había sido Finees hijo de Eleazar, al que Dios siempre ayudaba.


Salomón, el hijo de David, se convirtió en un rey muy poderoso, gracias a la ayuda de Dios.


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