Ezequiel 9:1 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual1 Entonces escuché que Dios gritaba con fuerza: «Ustedes, los que tienen que castigar a Jerusalén, ¡tomen sus armas destructoras y vengan a destruirla!» অধ্যায়টো চাওকঅধিক সংস্কৰণBiblia Reina Valera 19601 Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. অধ্যায়টো চাওকBiblia Nueva Traducción Viviente1 Entonces el Señor dijo con voz de trueno: «¡Traigan a los hombres designados para castigar la ciudad! ¡Díganles que vengan con sus armas!». অধ্যায়টো চাওকBiblia Católica (Latinoamericana)1 Gritó con todas sus fuerzas en mis oídos: '¡Castigos de la ciudad, acérquense! ¡Que cada uno lleve en la mano su instrumento de muerte!' অধ্যায়টো চাওকLa Biblia Textual 3a Edicion1 Después lo oí llamar con recia voz, diciendo: ¡Acérquense los verdugos de la ciudad empuñando cada uno su arma mortal! অধ্যায়টো চাওকBiblia Serafín de Ausejo 19751 Gritó entonces a mis oídos con grandes voces diciendo: 'Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano'. অধ্যায়টো চাওক |
Luego mandó a un ángel para que destruyera Jerusalén. El ángel salió y comenzó a destruir Jerusalén justo en donde Ornán el jebuseo limpiaba el trigo. El ángel volaba y tenía una espada en la mano. David y los jefes del pueblo estaban vestidos con ropas ásperas en señal de tristeza. Cuando David y los líderes del pueblo vieron que el ángel estaba a punto de destruir la ciudad, se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. Entonces David dijo: «Dios mío, yo fui el que ordenó contar a los soldados. Yo soy el que hizo mal y pecó contra ti. Por favor, no castigues a tu pueblo. Mejor castígame a mí y a mi familia». Entonces el ángel de Dios envió a Gad con este mensaje para David: «Ve y constrúyeme un altar en el lugar donde Ornán limpia el trigo». De inmediato David se fue a construir el altar. Mientras tanto, Ornán y sus cuatro hijos estaban limpiando el trigo. Al ver al ángel, los hijos de Ornán se escondieron. Cuando Ornán vio que el rey se acercaba, salió y se inclinó ante él hasta tocar el suelo con su frente. David le dijo: —He venido a comprarte el lugar donde limpias el trigo. Quiero construir allí un altar para Dios. Así se detendrá la enfermedad que está matando a la gente. Ornán le contestó: —Su Majestad, todo lo que tengo es suyo. Presente las ofrendas a Dios, y yo le daré los toros para el sacrificio, y hasta mis herramientas de trabajo para que las use como leña. También tome trigo para otra ofrenda. Yo se lo daré todo con mucho gusto. —Te lo agradezco —dijo David—, pero yo no puedo ofrecerle a Dios algo que no me haya costado nada. Así que te pagaré todo lo que me des. David le dio a Ornán seiscientas monedas de oro por ese lugar. Luego construyó allí un altar para Dios, donde sacrificó y quemó animales en su honor; le presentó ofrendas para hacer las paces, y le rogó que las aceptara. Dios escuchó su petición, y envió fuego desde el cielo para quemar las ofrendas que estaban sobre el altar. Y se arrepintió Dios al ver el sufrimiento de los israelitas, y le dijo al ángel que los estaba destruyendo y matando: «Basta, ya no sigas». Entonces el ángel guardó su espada.