5 Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.
5 Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, mira hacia el norte». Así que miré hacia el norte y, junto a la entrada de la puerta que está cerca del altar, estaba el ídolo que tanto había provocado los celos del Señor.
5 Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí que al norte de la puerta del altar, en la entrada, estaba aquella imagen de los celos.
5 Y me dijo: 'Hijo de hombre, alza tus ojos hacia el norte'. Alcé los ojos hacia el norte, y allí, al norte de la puerta del altar, a la entrada, estaba aquel ídolo del celo.
Esa figura extendió lo que parecía ser una mano, y me agarró por el pelo. Entonces una fuerza dentro de mí me levantó por los aires y me llevó a Jerusalén; una vez allí, me dejó a la entrada del portón interior, que da al norte. Allí habían colocado un ídolo, pero allí también estaba el Dios de Israel en todo su esplendor, tal y como antes lo había visto en el valle. Al ver Dios aquel ídolo, se puso celoso y se enojó.
»Mira hacia las colinas desiertas, y dime dónde no has adorado dioses extraños. Te sientas junto a los caminos, y te ofreces como prostituta a todos los que pasan. Con tu infidelidad has llenado de maldad el país.
»Ustedes, que son descendientes de Judá, han cometido el peor de los males: Han llenado de pecado este templo, que es mi casa, al poner allí sus ídolos asquerosos. Les juro que así es.
»Juro que acabaré con todos los habitantes de Jerusalén. No les tendré compasión. Yo soy el Dios de Israel. Puesto que no respetaron mi templo, sino que adoraron a sus ídolos odiosos y siguieron con su maldad,