Deuteronomio 33:2 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual2 con las siguientes palabras: «Nuestro Dios viene del monte Sinaí; su luz nos llega desde Edom. Desde los montes de Parán avanza el brillo de su presencia, y llega hasta Meribá, en Cadés. Trae fuego en su mano derecha, y viene con miles de bravos guerreros. অধ্যায়টো চাওকঅধিক সংস্কৰণBiblia Reina Valera 19602 Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha. অধ্যায়টো চাওকBiblia Nueva Traducción Viviente2 «El Señor vino desde el monte Sinaí y se nos apareció en el monte Seir; resplandeció desde el monte Parán y llegó desde Meriba-cades con llamas de fuego en la mano derecha. অধ্যায়টো চাওকBiblia Católica (Latinoamericana)2 Yavé ha salido del Sinaí; para ellos se ha levantado sobre el horizonte de Seír; resplandeció desde el monte Parán; para ellos llegó a Meriba de Cadés acompañado de sus ángeles. অধ্যায়টো চাওকLa Biblia Textual 3a Edicion2 Dijo: YHVH vino de Sinay, Y desde Seir les esclareció, Resplandeció desde el monte Parán, Avanza° entre diez millares de santos,° Con una Ley de fuego en su diestra para ellos. অধ্যায়টো চাওকBiblia Serafín de Ausejo 19752 Dijo así: 'Yahveh partió del Sinaí, desde Seír amaneció para ellos; resplandeció desde el monte Parán, llegó a Meribá en Cades con rayos de luz fulgurante en su diestra. অধ্যায়টো চাওক |
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Pues después de hacerle su promesa a Abraham, Dios nos dio la ley para mostrarnos lo que estábamos haciendo mal. Pero esa ley serviría solo hasta que viniera el descendiente de Abraham, a quien Dios le hizo la promesa. Dios le dio la ley a Moisés por medio de los ángeles, para que él nos la diera a nosotros.
Dios escribió la ley en tablas de piedra, y se la entregó a Moisés. Aquel momento fue tan grandioso, que la cara de Moisés resplandecía. Y el resplandor era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara. Sin embargo, ese brillo pronto iba a desaparecer. Si la entrega de esa ley fue tan grandiosa, el anuncio de la salvación será más grandioso todavía. Porque esa ley dice que merecemos morir por nuestros pecados. Pero gracias a lo que el Espíritu Santo hizo en nosotros, Dios nos declara inocentes.