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Deuteronomio 17:16 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

16 »El rey que haya sido nombrado no deberá comprar grandes cantidades de caballos, ni mucho menos ir a conseguirlos en Egipto, porque Dios nos prohibió volver a ese país.

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অধিক সংস্কৰণ

Biblia Reina Valera 1960

16 Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 »El rey no deberá construir grandes establos para sí ni enviar a su gente a Egipto para comprar caballos, porque el Señor te ha dicho: “Nunca vuelvas a Egipto”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Que tu rey no tenga muchos caballos, no sea que traiga de vuelta a Egipto a su pueblo con el fin de tener más caballos. Pues Yavé te ordenó que no volvieras jamás por aquel camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Sólo que él no debe aumentar para sí caballos,° ni haga volver al pueblo a Egipto para multiplicar caballos, porque YHVH os ha dicho: No volveréis nunca por ese camino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero no ha de tener muchos caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto para aumentar su caballería, porque Yahveh os ha dicho: 'No volveréis jamás por ese camino'.

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Deuteronomio 17:16
23 পৰস্পৰ সংযোগসমূহ  

»Pero aquel jefe de Judá se rebeló contra el rey de Babilonia, y le pidió ayuda a los egipcios, y ellos le enviaron caballos y un gran ejército. Ahora bien, ¿ustedes creen que quien hace un trato y no lo cumple puede escapar con vida?


»Aunque Dios prometió que ustedes nunca volverían a Egipto, él los pondrá en barcos y los hará volver. Allí serán puestos a la venta, como esclavos, pero nadie querrá comprarlos».


»No quisiste volver a mí; no quisiste dejar tu mala conducta. Por eso te castigaré y volverás a ser esclavo en Egipto; por eso Asiria te dominará.


7 (8) Algunos confían en sus carros de guerra, otros confían en sus caballos, pero nosotros solo confiamos en nuestro Dios.


26 (5.6) Además, Salomón tenía cuatro mil caballerizas. Allí guardaba los caballos de sus carros y de su caballería.


Cuando el rey de Egipto dejó que los israelitas se fueran de su país, Dios mismo les enseñó el camino que debían seguir. No los llevó por la región donde vivían los filisteos, aunque era el camino más corto. Y es que Dios pensó que si los filisteos atacaban a los israelitas, estos podrían asustarse y regresar a Egipto.


Adonías, el hijo que David había tenido con Haguit, era un joven bien parecido. Había nacido poco después que su hermano Absalón. David nunca había corregido a Adonías ni le había preguntado por qué hacía esto o aquello. Y así, Adonías comenzó a presumir de que él sería el próximo rey de Israel. Preparó carros de combate, soldados de caballería y cincuenta guardaespaldas que lo protegieran. Además, buscó el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab, que era el jefe del ejército, e hizo un trato con ellos. La madre de Joab se llamaba Seruiá.


Moisés les respondió: —¡Tranquilos, no tengan miedo! Ustedes no se preocupen, que van a ver cómo nuestro Dios los va a salvar. A esos egipcios que hoy ven, no volverán a verlos nunca más, porque Dios peleará por ustedes.


3 (4) Asiria no puede salvarnos, ni con todos sus carros de guerra, así que no volveremos a adorar a dioses que hemos fabricado. Solo en ti, Dios nuestro, encuentra el huérfano ternura”».


Como resultado de la batalla David tomó presos a mil setecientos jinetes y a veinte mil soldados de a pie. A la mayoría de los caballos les rompió las patas, y solo dejó sanos a cien.


El rey pondrá a los hijos de ustedes a trabajar en sus carros de guerra, o en su caballería, o los hará oficiales de su ejército;


Salomón tenía un ejército tan grande que tuvo que construir cuatro mil cuarteles en Jerusalén y en otras ciudades, para guardar sus caballos y carros de combate, y para albergar a sus doce mil jinetes.


Por eso Dios hizo que los israelitas rodearan el camino del desierto que lleva al Mar de los Juncos. Así salieron de Egipto,


Los comerciantes de la corte compraban en Egipto y Cilicia los caballos para Salomón. El precio de un carro comprado en Egipto era de seiscientas monedas de plata, y el de un caballo, ciento cincuenta. El rey Salomón acumuló en Jerusalén grandes cantidades de plata, y sembró tantos árboles de cedro que llegaron a ser tan comunes como las flores del campo. ¡Hasta los reyes hititas y sirios compraban sus carros y caballos a los comerciantes de la corte de Salomón!


Por eso se ha llenado de oro y plata; son muchos sus tesoros. »Israel se ha convertido en gran potencia militar, pues tiene muchos caballos y numerosos carros de guerra.


»Recuerden que Dios les ha dicho que no vayan a Egipto. Ustedes son los únicos que quedan de Judá, y deben entender bien lo que les estoy diciendo.


10 (5.9) Dios dijo a su pueblo: «Cuando llegue ese día, mataré a todos tus caballos y destruiré tus carros de guerra.


6 (20) »Como ninguno de nosotros sabe trabajar la madera tan bien como la gente de tu país, te pido que mandes cortar cedros de las montañas del Líbano para construir el templo. Mis ayudantes trabajarán con los tuyos. Luego yo les pagaré a tus trabajadores el sueldo que tú señales».


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