2 Crónicas 35:6 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual6 Cumplan con la ceremonia de preparación y sacrifiquen el cordero de la Pascua, para que así sus compatriotas tengan todo lo necesario para celebrar la fiesta, tal y como Dios lo ordenó por medio de Moisés». অধ্যায়টো চাওকঅধিক সংস্কৰণBiblia Reina Valera 19606 Sacrificad luego la pascua; y después de santificaros, preparad a vuestros hermanos para que hagan conforme a la palabra de Jehová dada por medio de Moisés. অধ্যায়টো চাওকBiblia Nueva Traducción Viviente6 Maten los corderos de la Pascua, purifíquense y prepárense para ayudar a los que lleguen. Sigan todas las instrucciones que el Señor dio por medio de Moisés». অধ্যায়টো চাওকBiblia Católica (Latinoamericana)6 Luego inmolen la Pascua, santifíquense y prepárenla para sus hermanos cumpliendo la orden de Yavé, dada por medio de Moisés. অধ্যায়টো চাওকLa Biblia Textual 3a Edicion6 Degollad el cordero pascual, santificaos, y haced los preparativos para vuestros hermanos conforme a la palabra de YHVH dada por medio de Moisés. অধ্যায়টো চাওকBiblia Serafín de Ausejo 19756 Purificaos, sacrificad el cordero pascual y preparadlo para vuestros hermanos, a fin de que actúen conforme a la palabra de Yahveh transmitida por Moisés'. অধ্যায়টো চাওক |
El día primero, del mes de Abib, todos ellos obedecieron al rey, siguiendo las instrucciones de la ley de Dios. De inmediato reunieron a sus parientes, y todos se prepararon para adorar a Dios. Luego los sacerdotes entraron en el templo para prepararlo. Encontraron muchos objetos que no agradaban a Dios, y los sacaron al patio del templo para que los ayudantes los tiraran al arroyo llamado Cedrón. Tardaron ocho días en preparar la parte de afuera del templo, y otros ocho, para preparar el interior. El día dieciséis del mes de Abib terminaron de hacer todo esto.
Después de cada fiesta, Job llamaba a sus hijos y celebraba una ceremonia para pedirle a Dios que les perdonara cualquier pecado que pudieran haber cometido. Se levantaba muy temprano y le presentaba a Dios una ofrenda por cada uno de sus hijos. Job hacía esto pensando que tal vez sus hijos podrían haber ofendido a Dios o pecado contra él. Para Job, esto era una costumbre de todos los días.
Cuando Ezequías les ordenó a los ayudantes de los sacerdotes que se prepararan para adorar a Dios, ellos lo hicieron de inmediato; pero los sacerdotes no lo hicieron así. Por eso, y como no había suficientes sacerdotes para ofrecer los sacrificios, sus ayudantes, que eran de la misma tribu, tuvieron que ayudarlos. Así fue como se volvió a rendir culto a Dios en el templo.
y les recordó: «La primera vez que intentamos transportar el cofre de Dios, no le consultamos cómo hacerlo, y ustedes no lo trajeron; por eso él nos castigó, matando a algunos de nosotros. Ustedes son los jefes de las familias de la tribu de Leví; celebren con sus familias la ceremonia de limpieza para que Dios les perdone los pecados, y así puedan trasladar el cofre del Dios de Israel al lugar que le he preparado».
Los sacerdotes sacrificaron los animales de la Pascua y rociaron el altar con la sangre. Los ayudantes les quitaron la piel a los animales, y les sacaron la grasa para darle a cada familia la parte que le correspondía quemar ante Dios. Luego asaron los animales para la fiesta, y el resto de las ofrendas de Dios las cocinaron en ollas, calderos y sartenes. Todo eso lo repartieron entre la gente del pueblo, y así cumplieron con lo que había ordenado Moisés.
Todos los sacerdotes allí presentes, sin importar el grupo al que pertenecían, habían cumplido con la ceremonia de preparación para poder presentarse ante Dios. Por su parte, los cantores se ubicaron al lado este del altar. Todos estaban de pie y vestidos de lino fino. Entre ellos estaban Asaf, Hemán y Jedutún, con sus hijos y familiares. Todos ellos tocaban platillos, arpas y otros instrumentos de cuerdas. Junto a ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban las trompetas. Todos juntos alababan y daban gracias a Dios con el canto que dice: «Alaben a Dios, porque él es bueno, y nunca dejará de amarnos». Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, una nube llenó todo el templo. Era la presencia de Dios,