2 Crónicas 29:5 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual5 y les dijo: «Escúchenme con atención: Es urgente que ustedes se preparen para honrar al Dios de sus antepasados y que preparen también su templo. Saquen de allí todo lo que a Dios no le agrada. অধ্যায়টো চাওকঅধিক সংস্কৰণBiblia Reina Valera 19605 Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. অধ্যায়টো চাওকBiblia Nueva Traducción Viviente5 Les dijo: «¡Levitas, escúchenme! Purifíquense ustedes y purifiquen el templo del Señor, Dios de sus antepasados. Quiten del santuario todos los objetos contaminados. অধ্যায়টো চাওকBiblia Católica (Latinoamericana)5 y les dijo: 'Escúchenme, levitas. Santifíquense ahora y santifiquen la Casa de Yavé, el Dios de nuestros padres, y saquen fuera del santuario todas las cosas impuras. অধ্যায়টো চাওকLa Biblia Textual 3a Edicion5 y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos y santificad la Casa de YHVH, el Dios de vuestros padres, y quitad del Santuario la inmundicia. অধ্যায়টো চাওকBiblia Serafín de Ausejo 19755 y les dijo: '¡Oídme, levitas! Purificaos ahora, purificad el templo de Yahveh, Dios de vuestros padres, y sacad fuera del santuario la inmundicia, অধ্যায়টো চাওক |
y les recordó: «La primera vez que intentamos transportar el cofre de Dios, no le consultamos cómo hacerlo, y ustedes no lo trajeron; por eso él nos castigó, matando a algunos de nosotros. Ustedes son los jefes de las familias de la tribu de Leví; celebren con sus familias la ceremonia de limpieza para que Dios les perdone los pecados, y así puedan trasladar el cofre del Dios de Israel al lugar que le he preparado».
Cuando Ezequías les ordenó a los ayudantes de los sacerdotes que se prepararan para adorar a Dios, ellos lo hicieron de inmediato; pero los sacerdotes no lo hicieron así. Por eso, y como no había suficientes sacerdotes para ofrecer los sacrificios, sus ayudantes, que eran de la misma tribu, tuvieron que ayudarlos. Así fue como se volvió a rendir culto a Dios en el templo.
Esa figura extendió lo que parecía ser una mano, y me agarró por el pelo. Entonces una fuerza dentro de mí me levantó por los aires y me llevó a Jerusalén; una vez allí, me dejó a la entrada del portón interior, que da al norte. Allí habían colocado un ídolo, pero allí también estaba el Dios de Israel en todo su esplendor, tal y como antes lo había visto en el valle. Al ver Dios aquel ídolo, se puso celoso y se enojó.