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Lucas 9:52 - Versión Biblia Libre

Entonces envió mensajeros para que fueran adelante a una aldea samaritana, para que alistaran las cosas para él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Envió mensajeros por delante a una aldea de Samaria para que se hicieran los preparativos para su llegada,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Envió mensajeros delante de él, que fueron y entraron en un pueblo samaritano para prepararle alojamiento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y envió mensajeros delante de sí, y al ir, entraron en una aldea de samaritanos para hacerle preparativos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y envió por delante a unos mensajeros. Fueron éstos y entraron en una aldea de samaritanos, con el fin de prepararle alojamiento.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una aldea de samaritanos, para preparar para Él.

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Otras versiones



Lucas 9:52
13 Referencias Cruzadas  

¡Miren! Yo envío a mi mensajero, y él preparará un camino para mi. El Señor que ustedes buscan llegará de repente a su Templo. El mensajero del acuerdo que ustedes dicen que está a gusto con ustedes viene pronto, dice el Señor Todopoderoso.


A estos doce envió Jesús, diciéndoles: “no vayan a los gentiles, ni a ninguna ciudad samaritana.


Después de esto, el Señor designó a otros setenta discípulos, y los envió de dos en dos a cada ciudad y lugar que él planeaba visitar.


“Finalmente pasó un samaritano. Cuando pasaba por allí, vio al hombre y sintió compasión por él.


Mientras continuaba de camino hacia Jerusalén, Jesús pasó por la frontera entre Samaria y Galilea.


Entonces se arrodilló ante los pies de Jesús, agradeciéndole. Y era un samaritano.


“De él se escribió en la Escritura: ‘Mira, yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y prepare tu camino’.


En su camino, tenía que pasar por Samaria.


Así que llegó a la ciudad de Sicar, cerca del campo que Jacob había entregado a su hijo José.


“Tú eres un judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Cómo puedes pedirme que te dé de beber?” respondió la mujer, pues los judíos no se asocian con los samaritanos.


“¿Acaso no tenemos razón en decir que eres un samaritano poseído por el demonio?” dijeron los judíos.