Cuando el rey Jeroboam oyó la condena que el hombre de Dios había gritado contra el altar de Betel, le señaló con la mano y dijo: “¡Arréstenlo!” Pero la mano con la que el rey lo había apuntado se paralizó y no podía retirarla.
Lucas 6:6 - Versión Biblia Libre Aconteció que otro sábado Jesús entró a enseñar en la sinagoga. Y había allí un hombre que tenía su mano derecha lisiada. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Biblia Nueva Traducción Viviente Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba. Biblia Católica (Latinoamericana) Otro sábado Jesús había entrado en la sinagoga y enseñaba. Había allí un hombre que tenía paralizada la mano derecha. La Biblia Textual 3a Edicion En otro sábado, que entró° en la sinagoga para enseñar, aconteció que estaba allí un hombre cuya mano° derecha estaba contraída.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre cuya mano derecha estaba seca. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció también en otro sábado, que Él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. |
Cuando el rey Jeroboam oyó la condena que el hombre de Dios había gritado contra el altar de Betel, le señaló con la mano y dijo: “¡Arréstenlo!” Pero la mano con la que el rey lo había apuntado se paralizó y no podía retirarla.
¡Grande es el desastre que vendrá sobre este pastor inútil que abandona al rebaño! La espada golpeará su brazo y su ojo derecho. Su brazo se secará y su ojo derecho quedará ciego.
Jesús viajó por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, contando las buena nueva del reino, y sanando todas las enfermedades que tenían las personas.
Así que Jesús le preguntó a los expertos en leyes religiosas y a los Fariseos: “¿Permite la ley sanar en sábado o no?”
Cuando llegó a Nazaret, la ciudad donde había crecido, entró el sábado a la sinagoga como de costumbre.
Entonces Jesús descendió a Capernaúm, una ciudad de Galilea. Y comenzó a enseñarles un sábado.
Sucedió que un sábado, mientras Jesús caminaba por los campos de trigo, sus discípulos comenzaron a recoger algunas espigas, frotándolas en sus manos, y las comían.
Multitudes de personas enfermas yacían en estos pórticos: —ciegos, cojos, y paralíticos.
Algunos de los Fariseos dijeron: “El hombre que hizo esto no puede venir de Dios porque no guarda el Sábado”. Pero otros se preguntaban: “¿Cómo puede un pecador hacer tales milagros?” De modo que tenían opiniones divididas.