Lucas 5:13 - Versión Biblia Libre Entonces Jesús se aproximó a él y lo tocó. “Quiero”, le dijo. “¡Queda limpio!” Y de inmediato la lepra desapareció. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús extendió la mano y lo tocó: —Sí quiero —dijo—. ¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareció. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: 'Lo quiero, queda limpio. La Biblia Textual 3a Edicion Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo: ¡Quiero, sé limpio! Y al instante la lepra salió de él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él extendió la mano y lo tocó, diciéndole: 'Quiero; queda limpio'. E inmediatamente la lepra desapareció de él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y extendiendo su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. |
Dios dijo: “Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar para que aparezca la tierra”.Y así sucedió.
Eliseo le envió un mensajero diciendo: “Ve y lávate siete veces en el Jordán. Entonces tu cuerpo se curará y quedarás limpio”.
Así que Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, como le había dicho el hombre de Dios. Su cuerpo quedó curado, su piel se volvió como la de un bebé, y quedó limpio.
Porque él habló, y el mundo vino a la existencia; dio la orden, y fue creado.
Te salvaré de todo lo que te hace impuro. Me aseguraré de que tengas mucho grano. No te enviaré ninguna hambruna.
Yo sanaré su falta de fe. Los amaré generosamente, porque ya no estoy enojado con ellos.
Jesús se extendió hacia él y lo tocó con su mano. “Quiero”, le dijo. “Queda sano”. Inmediatamente este hombre fue sanado de su lepra.
Entonces Jesús fue y se puso en pie junto a ella. Le ordenó a la fiebre que se fuera, y así sucedió. Entonces ella se levantó de inmediato y preparó una comida para ellos.
En cierta ocasión, cuando Jesús estaba visitando una de las aldeas, conoció allí a un hombre que tenía una lepra muy severa. El hombre se postró sobre su rostro al suelo y le suplicó a Jesús: “Por favor, Señor, si quieres puedes limpiarme”.
“No se lo cuentes a nadie”, le indicó Jesús. “Ve y preséntate tú ante el sacerdote y lleva la ofrenda ceremonial conforme a la ley de Moisés como prueba de que has sido sanado”.