“¡Ahora por causa de esto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre!” Y cuando Giezise marchó, tenía la lepra: se veía blanco como la nieve.
Lucas 17:12 - Versión Biblia Libre Cuando llegó a cierta aldea, diez leprosos fueron a su encuentro, y se quedaron a la distancia. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos Biblia Nueva Traducción Viviente Al entrar en una aldea, diez hombres con lepra se quedaron a la distancia, Biblia Católica (Latinoamericana) y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia La Biblia Textual 3a Edicion Y entrando en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y entrando en una aldea, le vinieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos, |
“¡Ahora por causa de esto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre!” Y cuando Giezise marchó, tenía la lepra: se veía blanco como la nieve.
Acontecióque había cuatro hombres con lepra a la entrada de la puerta de la ciudad. Y se decían unos a otros: “¿Qué ganaremos con quedarnos aquí sentados hasta morir?
“Vuelve a meter la mano dentro de tu ropa”, dijo el Señor. Y Moisés lo hizo. Cuando la sacó de nuevo, su mano había vuelto a la normalidad.
Pero el Señor le respondió a Moisés: “Si su padre le hubiera escupido en la cara, ¿no habría sido deshonrosa durante siete días? Mantenla aislada fuera del campamento durante siete días, y luego podráregresar”.
“Pero el recaudador de impuestos se quedó a la distancia. Ni siquiera era capaz de mirar al cielo. En lugar de ello golpeaba su pecho y oraba: ‘Dios, por favor, ten misericordia de mí. Soy un pecador’.
En cierta ocasión, cuando Jesús estaba visitando una de las aldeas, conoció allí a un hombre que tenía una lepra muy severa. El hombre se postró sobre su rostro al suelo y le suplicó a Jesús: “Por favor, Señor, si quieres puedes limpiarme”.