Un sacerdote debe enseñar la verdad acerca de Dios, las personas deben acudir a él para aprender, porque él es el mensajero del Señor Todopoderoso.
Lucas 11:52 - Versión Biblia Libre ¡Qué lástima me dan ustedes! Pues le han quitado a la gente la llave de las puertas del conocimiento. Ni ustedes entraron, ni permitieron que otros entraran”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Biblia Nueva Traducción Viviente »¡Qué aflicción les espera a ustedes, expertos en la ley religiosa! Pues le quitan a la gente la llave del conocimiento. Ustedes mismos no entran al reino e impiden que otros entren. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Pobres de ustedes, maestros de la Ley, que se adueñaron de la llave del saber! Ustedes mismos no entraron, y cerraron el paso a los que estaban entrando. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ay de vosotros, los doctores de la ley!, porque habéis quitado la llave del conocimiento, vosotros mismos no entráis, y lo impedís a los que están entrando.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, porque os habéis llevado la llave del saber! Vosotros no entrasteis, y a los que estaban para entrar se lo impedisteis'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Ay de vosotros, doctores de la ley! que habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. |
Un sacerdote debe enseñar la verdad acerca de Dios, las personas deben acudir a él para aprender, porque él es el mensajero del Señor Todopoderoso.
Uno de ellos, quien era un experto en la ley, le hizo una pregunta para probarlo:
“¡Pero qué desastre viene sobre ustedes, maestros religiosos y Fariseos hipócritas! Ustedes cierran de golpe las puertas del reino de los cielos en el rostro de la gente. No entran ustedes mismos, ni dejan entrar a quien está tratando de hacerlo.
Cuando Jesús se iba, los maestros religiosos y los Fariseos comenzaron a atacarlo duramente, haciéndole preguntas para provocarlo.
Entonces ellos aceptaron lo que él dijo. Así que llamaron a los apóstoles para que entraran nuevamente, los mandaron a azotar, y les ordenaron que no dijeran nada en el nombre de Jesús. Luego los dejaron ir.