“Sí, hay otro hombre que podría consultar al Señor”, respondió el rey de Israel, “pero no me gusta porque nunca profetiza nada bueno para mí, ¡siempre es malo! Se llama Micaías, hijo de Imá”. “No deberías hablar así”, dijo Josafat.
Lucas 11:45 - Versión Biblia Libre Uno de los expertos en leyes religiosas reaccionó, diciendo: “¡Maestro, cuando hablas así, también nos insultas a nosotros!” Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente —Maestro —le dijo un experto en la ley religiosa—, nos has insultado a nosotros también con lo que has dicho. Biblia Católica (Latinoamericana) Un maestro de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: 'Maestro, al hablar así nos ofendes también a nosotros. La Biblia Textual 3a Edicion Respondiendo entonces uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, diciendo estas cosas, también nos afrentas a nosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Un doctor de la ley le dice entonces: 'Maestro, diciendo tales cosas, nos ofendes también a nosotros'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. |
“Sí, hay otro hombre que podría consultar al Señor”, respondió el rey de Israel, “pero no me gusta porque nunca profetiza nada bueno para mí, ¡siempre es malo! Se llama Micaías, hijo de Imá”. “No deberías hablar así”, dijo Josafat.
Esto se debe a que cada vez que abro la boca tengo que gritar amenazas de violencia y destrucción. El mensaje del Señor se ha convertido en la razón por la que la gente me critica y me ridiculiza todo el tiempo.
¿A quién puedo dar esta advertencia? ¿Quién va a escucharme? ¿No ves que se niegan a escuchar? No pueden escuchar lo que estoy diciendo. Vean lo ofensivo que es el mensaje del Señor para ellos. No les gusta en absoluto.
Uno de ellos, quien era un experto en la ley, le hizo una pregunta para probarlo:
Entonces Jesús respondió: “¡Qué lástima me dan ustedes, intérpretes de la ley! Porque ustedes ponen sobre la gente cargas difíciles de soportar, pero ustedes no mueven ni un dedo por ayudarlos.
¡Qué lástima me dan ustedes! Pues le han quitado a la gente la llave de las puertas del conocimiento. Ni ustedes entraron, ni permitieron que otros entraran”.
Pero los Fariseos y los maestros religiosos rechazaban lo que Dios quería que hicieran, porque se habían negado a ser bautizados por Juan.
El mundo no tiene razones para odiarlos a ustedes, pero me odia a mí porque yo dejo claro que sus caminos son malvados.
Algunos Fariseos que estaban allí con Jesús le preguntaron: “Nosotros no somos ciegos también, ¿o sí?”