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Jueces 2:4 - Versión Biblia Libre

Después de que el ángel del Señor explicó esto a todos los israelitas, el pueblo lloró a gritos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando el ángel del Señor terminó de hablar a los israelitas, el pueblo lloró a gritos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando el ángel de Yavé hubo hablado así a todo Israel, el pueblo lanzó alaridos y se puso a llorar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y cuando el ángel de YHVH habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando el ángel de Yahveh acabó de proferir estas palabras a todos los israelitas, levantó el pueblo la voz y rompió en llanto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y aconteció que cuando el Ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró en alta voz.

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Otras versiones



Jueces 2:4
13 Referencias Cruzadas  

Mientras Esdras oraba y confesaba sus pecados, llorando y cayendo de bruces ante el Templo de Dios, una gran multitud de israelitas, hombres, mujeres y niños, se reunió a su alrededor. El pueblo también lloraba amargamente.


Duele más un solo reproche al que es inteligente, que cien golpes a un tonto.


Volverán con lágrimas en los ojos, y estarán orando mientras los llevo a casa. Los guiaré junto a corrientes de agua, por caminos llanos donde no tropezarán. Porque yo soy el Padre de Israel; Efraín es mi primogénito.


“Ahora pues”, dice el Señor, “Vengan a mi cuando aún hay tiempo. Vuelvan a mi de todo corazón, con oración y ayuno.


Yo enviaré un espíritu de gracia y oración en la casa de David y sobe los habitantes de Jerusalén. Ellos mirarán al que han atravesado, y se lamentarán sobre él, como quien guarda luto por su único hijo, llorando amargamente por su romogénito.


“Cuán felices ustedes los pobres, porque el reino de Dios es de ustedes. Cuán felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque comerán todo lo que necesiten. Cuán felices ustedes los que ahora están llorando, porque reirán.


Se arrodilló junto a Jesús y con sus lágrimas mojó sus pies, luego las secó con su cabello. Ella besó sus pies, y luego derramó el perfume sobre ellos.


La tristeza que Dios quiere que sintamos es la que nos lleva al arrepentimiento y trae salvación. Esta clase de tristeza no trae consigo ningún tipo de remordimiento, pero la tristeza mundanal trae muerte.


Muestren algo de remordimiento, lloren y laméntense. Cambien su risa por lamento, y su alegría por tristeza.


También os advertí: ‘No los expulsaré delante de ustedes, y serán trampas para ustedes, y sus dioses serán trampas para ustedes’”.


Por eso llamaron al lugar Boquín, y presentaron allí sacrificios al Señor.


Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá de Saúl y dieron el mensaje mientras el pueblo escuchaba, todos lloraron a gritos.


Una vez reunidos en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. Ese día ayunaron y reconocieron: “Hemos pecado contra el Señor”. Y Samuel se convirtió en el líder de los israelitas en Mizpa.