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Juan 18:20 - Versión Biblia Libre

“Yo le he hablado abiertamente a todos”, respondió Jesús. “Siempre enseñé en las sinagogas y en el Templo, donde se reunían todos los judíos. No he dicho nada en secreto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús contestó: «Todos saben lo que enseño. He predicado con frecuencia en las sinagogas y en el templo, donde se reúne el pueblo. No he hablado en secreto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Yo he hablado abiertamente al mundo. He enseñado constantemente en los lugares donde los judíos se reúnen, tanto en las sinagogas como en el Templo, y no he enseñado nada en secreto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Jesús le respondió: Yo he hablado públicamente al mundo. Enseñaba siempre en las sinagogas y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Jesús le respondió: 'Yo he hablado públicamente a la vista de todo el mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en la clandestinidad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Jesús le respondió: Yo manifiestamente he hablado al mundo; yo siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde siempre se reúnen los judíos, y nada he hablado en oculto.

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Otras versiones



Juan 18:20
25 Referencias Cruzadas  

Le contaré a mi pueblo todas las maravillosas cosas que has hecho; en medio de la congregación te alabaré.


He anunciado las buenas nuevas a toda la congregación. Como sabes, Señor, no me quedo quieto.


No he hablado en secreto en un lugar oscuro. No se lo he dicho a los descendientes de Jacob: Búscame en un lugar donde no se pueda encontrar a nadie. Yo, el Señor, digo la verdad: digo lo que es justo.


Acércate a mí y escucha esto. Desde el principio no he hablado en secreto; siempre estoy ahí justo cuando sucede. Ahora el Señor Dios y su Espíritu me han enviado para decirte esto:


De modo que si les dicen: ‘miren, está en el desierto,’ no vayan a verlo allá; o si dicen: ‘miren, está oculto aquí,’ no lo crean.


Entonces Jesús le dijo a la turba: “¿Han venido con espadas y palos para arrestarme como si yo fuese algún criminal? Todos los días me sentaba en el Templo a enseñarles y en ese momento no me arrestaron.


Entonces el sumo sacerdote rasgó su ropa, y dijo: “¡Está diciendo blasfemia! ¿Para qué necesitamos testigos? ¡Miren, ustedes mismos han escuchado su blasfemia!


Jesús viajó por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, contando las buena nueva del reino, y sanando todas las enfermedades que tenían las personas.


Jesús iba a todas partes, visitando ciudades y aldeas. Enseñaba en sus sinagogas, les enseñaba acerca de la buena noticia del reino, y sanaba todo tipo de enfermedades.


Jesús les explicaba esto de manera muy clara. Pero Pedro lo llevó aparte y comenzó a amonestarlo por decir tales cosas.


Todos los días Jesús enseñaba en el Templo, y todas las noches iba y se quedaba en el Monte de los Olivos.


Jesús enseñaba en sus sinagogas, y todo el mundo lo alababa.


Entonces ¿por qué me interrogan? Pregúntenles a las personas que me escucharon lo que les dije. Ellos saben lo que dije”.


Jesús explicó esto mientras enseñaba en una sinagoga en Capernaúm.


Durante la mitad de la fiesta, Jesús fue al Templo y comenzó a enseñar.


Pero miren cómo habla abiertamente y no le dicen nada. ¿Creen ustedes que las autoridades creen que él es el Mesías?


Mientras enseñaba en el Templo, Jesús dijo en voz alta: “¿Entonces ustedes piensan que me conocen y que saben de dónde vengo? Sin embargo, yo no vine por mi propio beneficio. El que me envió es verdadero. Ustedes no lo conocen,


Ninguno que quiera ser famoso mantiene ocultas las cosas que hace. Si puedes hacer tales milagros, ¡entonces muéstrate al mundo!”


Temprano por la mañana, Jesús regresó al Templo donde muchas personas se reunieron alrededor de él, y él se sentó y les enseñaba.


“Hay muchas cosas que yo podría decir de ustedes, y muchas cosas que podría condenar. Pero el que me envió dice la verdad, y lo que yo les digo aquí en este mundo es lo que escuché de Él”.


El rey reconoce esto, y lo estoy explicando de manera muy clara. Estoy seguro de que él sabe lo que está sucediendo, porque ninguna de estas cosas ha sucedido en secreto.