Alabado sea el Señor, el Dios de nuestros antepasados, que puso en la mente del rey honrar así el Templo del Señor en Jerusalén,
Juan 13:2 - Versión Biblia Libre Era el momento de la cena, y el Diablo ya había inculcado la idea de traicionar a Jesús en la mente de Judas, el hijo de Simón Iscariote. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, Biblia Nueva Traducción Viviente Era la hora de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo de Simón Iscariote, para que traicionara a Jesús. Biblia Católica (Latinoamericana) Estaban comiendo la cena y el diablo ya había depositado en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle. La Biblia Textual 3a Edicion Y durante la cena, cuando el diablo ya había puesto en el corazón de Judas, hijo° de Simón Iscariote, que lo entregara, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Durante la cena, cuando ya el diablo había metido en el corazón de Judas Iscariote, el de Simón, la idea de entregarlo, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando terminó la cena, el diablo habiendo ya puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que lo traicionase; |
Alabado sea el Señor, el Dios de nuestros antepasados, que puso en la mente del rey honrar así el Templo del Señor en Jerusalén,
Luego me levanté durante la noche y salí con unos pocos hombres. No le expliqué a nadie lo que mi Dios había puesto en mi mente para hacer por Jerusalén. Sólo tomé un caballo para montar.
“Simón, Simón. Satanás ha pedido tener todo de ustedes para tamizarlos como al trigo,
Pues él sabía quién era el que iba a traicionarlo. Por eso dijo “No todos están limpios”.
Entonces Jesús se levantó en medio de la cena, quitó su bata y se ciñó con una toalla.
Entonces Pedro le preguntó: “Ananías, ¿por qué Satanás ha entrado a tu corazón para mentir al Espíritu Santo y reservarte parte del dinero de la tierra que vendiste?
Gracias a Dios que le dio a Tito la misma devoción que yo tengo por ustedes.
Todos una vez fuimos así, y nuestra conducta estaba determinada por los deseos de nuestra naturaleza humana pecaminosa y nuestros malos pensamientos. Como todos los demás, en nuestra naturaleza éramos hijos de la ira.
“Porque Dios puso en sus mentes que hicieran lo que él quería, que tuvieran un mismo acuerdo: ceder su reino a la bestia, para que se cumplan las palabras de Dios.