En ese momento la raíz de Isaí se erigirá como un estandarte para las naciones. Los extranjeros vendrán a él, y el lugar donde vive será glorioso.
Juan 12:20 - Versión Biblia Libre Sucedió que unos griegos habían venido a adorar durante la fiesta. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Biblia Nueva Traducción Viviente Algunos griegos que habían ido a Jerusalén para celebrar la Pascua Biblia Católica (Latinoamericana) También un cierto número de griegos, de los que adoran a Dios, habían subido a Jerusalén para la fiesta. La Biblia Textual 3a Edicion Entre los que subían a adorar en la fiesta, había algunos griegos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Había allí, entre los que habían subido para adorar en la fiesta, un grupo de griegos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y había ciertos griegos de los que habían subido a adorar en la fiesta. |
En ese momento la raíz de Isaí se erigirá como un estandarte para las naciones. Los extranjeros vendrán a él, y el lugar donde vive será glorioso.
La mujer era griega, nacida en Sirofenicia. Ella le rogó a Jesús que sacara ese demonio de su hija.
Seis días después de la Pascua, Jesús fue a Betania, al hogar de Lázaro, quien había sido levantado de los muertos.
Los Fariseos se decían unos a otros: “Miren, no estamos logrando nada. Todos corren detrás de él”.
Los judíos se decían unos a otros: “¿A dónde irá que no podremos encontrarlo? ¿Acaso está planeando irse donde están las personas dispersas entre los extranjeros, y les enseñará a ellos?
En Iconio ocurrió lo mismo: Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga judía y hablaron con tanta seguridad que muchos adoradores, tanto de habla griega como judíos, creyeron en Jesús.
Entonces Pablo fue primero a Derbe, y luego a Listra, donde conoció a un creyente llamado Timoteo. Este era el hijo de una madre cristiana judía, y su padre era griego.
Y algunos de ellos se convencieron y se unieron a Pablo y a Silas, junto con muchos adoradores griegos y algunas mujeres influyentes de la ciudad.
Fui testigo tanto para judíos como para griegos de que era necesario arrepentirse y volverse a Dios, y creer en nuestro Señor Jesucristo.
“¡Hombres de Israel, vengan a ayudarnos!” gritaron. “Este es el hombre que está enseñando por todas partes para que se opongan a nuestro pueblo, a la Ley y al Templo. Además ha traído griegos al Templo, contaminando este lugar santo”.
Entonces Felipe emprendió el viaje y se encontró con un hombre etíope, un eunuco que tenía una posición importante en el servicio de Candace, reina de Etiopía. Este eunuco era el tesorero jefe. Había ido a Jerusalén para adorar,
Sin lugar a dudas, no me avergüenzo de la buena noticia, porque es poder de Dios para salvar a todos los que creen en él, primero a los judíos, y luego a todos los demás también.
No hay diferencia entre judío y griego, porque el mismo Señor es Señor de todos, y da generosamente a todos los que le piden.
Pero sucedió que estando allá nadie insistió en que Tito, quien iba conmigo, fuera circuncidado, aunque él era griego.
Ya no hay más judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer, pues ustedes todos son uno en Cristo Jesús.
En esta nueva situación no hay griego ni judío, no hay circuncisos o incircuncisos, extranjeros, bárbaros, esclavos o libres, pues Cristo es todo, y él vive en todos nosotros.