El rey se puso furioso. Entonces envió a sus soldados para destruir a esos asesinos y quemar su ciudad.
Juan 11:48 - Versión Biblia Libre Si dejamos que siga, todos creerán en él, y entonces los romanos destruirán tanto el Templo como nuestra nación”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Biblia Nueva Traducción Viviente Si lo dejamos seguir así, dentro de poco todos van a creer en él. Entonces, el ejército romano vendrá y destruirá tanto nuestro templo como nuestra nación». Biblia Católica (Latinoamericana) Si lo dejamos que siga así, todos van a creer en él, y luego intervendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación. La Biblia Textual 3a Edicion Si lo dejamos así, todos creerán en Él; y vendrán los romanos y nos quitarán tanto el Lugar° como la nación. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si lo dejamos continuar así, todos creerán en él, vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar santo y con nuestro pueblo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si le dejamos así, todos creerán en Él; y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación. |
El rey se puso furioso. Entonces envió a sus soldados para destruir a esos asesinos y quemar su ciudad.
Vayan a las calles e inviten a todos los que encuentren para que vengan a la boda’.
Así que cuando vean el ‘mal que profana’ en el lugar santo del cual habló el profeta Daniel (los que leen esto, por favor, examínenlo cuidadosamente),
Todo el pueblo respondió: “¡Que su sangre sea sobre nuestras cabezas y las de nuestros hijos!”
¡Qué lástima me dan ustedes! Pues le han quitado a la gente la llave de las puertas del conocimiento. Ni ustedes entraron, ni permitieron que otros entraran”.
Las semillas que caen en el camino son los que oyen el mensaje, pero el diablo se lleva la verdad de sus mentes a fin de que ellos no puedan confiar en Dios ni salvarse.
Él vino como testigo para hablar acerca de la luz, a fin de que todos pudieran creer por medio de él.
“¿Acaso no les dimos orden de no enseñar en este nombre?” preguntó el Sumo Sacerdote, con tono exigente. “¡Miren, han saturado a toda Jerusalén con su enseñanza, y ahora ustedes tratan de culparnos por la muerte de él!”