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Éxodo 9:12 - Versión Biblia Libre

Pero el Señor puso en el Faraón una actitud obstinada, y el Faraón no los escuchó, tal como el Señor le había dicho a Moisés.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y no los oyó, como Jehová lo había dicho a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y tal como el Señor había dicho a Moisés, el faraón se negó a escuchar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero Yavé mantuvo a Faraón en su ceguera, y éste no quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como él lo había advertido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero YHVH endureció el corazón de Faraón y no los escuchó, según YHVH había predicho a Moisés.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Endureció Yahveh el corazón del Faraón y éste no los escuchó, tal y como lo había predicho Yahveh a Moisés.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Jehová endureció el corazón de Faraón, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho a Moisés.

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Otras versiones



Éxodo 9:12
13 Referencias Cruzadas  

El Señor le dijo a Moisés: “Ve a ver al Faraón, porque fui yo quien le dio a él y a sus oficiales una actitud obstinada para que yo pudiera hacer mis milagros ante ellos.


Pero el Señor hizo que el Faraón se obstinara y no dejara ir a los israelitas.


Moisés y Aarón hicieron estos milagros ante el Faraón, pero el Señor le dio al Faraón una actitud obstinada, y no dejó que los israelitas salieran de su país.


El Señor le dio al Faraón, rey de Egipto, una actitud terca, así que persiguió a los israelitas, que salían con los puños levantados en triunfo.


El Señor le dijo a Moisés: “Cuando regreses a Egipto, asegúrate de ir al Faraón y realizar los milagros que te he enseñado para que los hagas. Lo volveré terco y no dejará ir al pueblo.


Entoncesatacaré a Egipto, imponiéndoles fuertes castigos, y sacaré a mi pueblo, los israelitas, tribu por tribu.


El Faraón envió a los oficiales y descubrió que no había muerto ni un solo animal de los israelitas. Pero el Faraón fue terco y no dejó que el pueblo se fuera.


“Él cegó sus ojos, y oscureció sus mentes a fin de que sus ojos no vieran, y sus mentes no pensaran, y no se volvieran a mí—porque si lo hacían, yo los sanaría”.


De modo que Dios es misericordioso con quienes él desea serlo, y endurece el corazón de quienes él desea.


Porque el Señor los hizo obstinados, queriendo combatir a los israelitas para que fueran apartados y destruidos por completo, aniquilados sin piedad, como el Señor había instruido a Moisés.