“Todo aquel que golpee y mate a otra persona debe ser ejecutado.
El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.
»Cualquiera que agreda y mate a otra persona será ejecutado,
El que hiera a otro y lo mate, morirá.
Quien hiera a un hombre y éste muera, será muerto irremisiblemente.°
El que hiera mortalmente a otro hombre, morirá sin remisión.
El que hiera a un hombre, haciéndole así morir, ciertamente morirá.
Si tu sangre es derramada por causa de un animal, yo pediré cuentas por ello; y si tu sangre es derramada por otra personas, yo se lo reclamaré.
Si alguno derrama sangre de otro ser humano, otro ser humano derramará su sangre también. Porque Dios hizo a los seres humanos según su imagen.
Entonces David le dijo a Natán: “He pecado contra el Señor”. “El Señor ha perdonado tus pecados. No vas a morir”, respondió Natán.
“No cometerás asesinato.
Si no le da estas tres cosas, ella es libre de irse sin pagar nada.
“Cualquiera que mate a alguien más debe ser ejecutado.
Pero Jesús le dijo: “Guarda tu espada. Todo el que pelea con una espada, morirá a espada.
“¡Maldito sea el que ataque en secreto a su prójimo!” Todos dicen: “¡Amén!”