Entonces desempacó joyas de plata y oro, así como ropas finas, y se las dio a Rebeca. También le dio regalos de valor a su hermano y a su madre.
Éxodo 11:2 - Versión Biblia Libre Ahora ve y dile a los israelitas, tanto hombres como mujeres, que pidan a sus vecinos egipcios objetos de plata y oro”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro. Biblia Nueva Traducción Viviente Diles a todos los hombres y a todas las mujeres israelitas que pidan a sus vecinos egipcios objetos de plata y de oro». Biblia Católica (Latinoamericana) No olvides de decir a todo mi pueblo que cada uno pida a su amigo, y cada mujer a su vecina, objetos de oro y plata. La Biblia Textual 3a Edicion Habla ahora a oídos del pueblo para que cada varón pida a su vecino° y cada mujer a su vecina utensilios de plata y utensilios de oro. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Habla, pues, al pueblo para que cada hombre pida a su vecino y cada mujer a su vecina objetos de plata y oro'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Habla ahora a oídos del pueblo, y que cada hombre pida prestado a su vecino, y cada mujer a su vecina, joyas de plata y de oro. |
Entonces desempacó joyas de plata y oro, así como ropas finas, y se las dio a Rebeca. También le dio regalos de valor a su hermano y a su madre.
Y entonces guió a su pueblo fuera de Egipto, llevando consigo plata y oro, y ninguna de las tribus tambaleó.
La tierra es del Señor, y todo lo que está en ella le pertenece a Él. El mundo es suyo, y todos los que viven en él.
Haré que los egipcios los traten bien como pueblo, para que cuando se vayan, no se vayan con las manos vacías.
Toda mujer pedirá a su vecina, así como a cualquier mujer que viva en su casa, joyas y ropa de plata y oro, y se las pondrá a sus hijos e hijas. De esta manera se llevarán la riqueza de los egipcios con ustedes”.
Entonces les dije: ‘El que tenga joyas de oro, que se las quite y me las dé’. Eché el oro en el horno y salió este becerro”.
Así que todos los que quisieron, tanto hombres como mujeres, vinieron y presentaron su oro como ofrenda de agradecimiento al Señor, incluyendo broches, pendientes, anillos y collares, todo tipo de joyas de oro.
Los justos dejan herencia para sus nietos, pero la riqueza del pecador está reservada para los que viven en justicia.
¿Acaso no puedo decidir qué hacer con mi propio dinero? ¿Por qué deberías mirarme con desprecio por querer hacer un bien?’