La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Cantares 3:5 - Versión Biblia Libre

Mujeres de Jerusalén, júrenme por las gacelas o los ciervos salvajes que no perturbarán nuestro amor hasta el momento oportuno.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Prométanme, oh mujeres de Jerusalén, por las gacelas y los ciervos salvajes, que no despertarán al amor hasta que llegue el momento apropiado.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Hijas de Jerusalén, yo les ruego, por las gacelas y las cabras del campo, que no despierten y no se despierte el Amor hasta cuando ella quiera.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Él ¡Os conjuro, oh hijas de Jerusalem, Por las gacelas y por las ciervas del campo, Que no disturbéis al amor Ni lo despertéis hasta que quiera!

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro por las gacelas y las ciervas de los campos: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que quiera.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo os exhorto, oh hijas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar a mi amor, hasta que quiera.

Ver Capítulo
Otras versiones



Cantares 3:5
7 Referencias Cruzadas  

Soy negra, pero soy hermosa, mujeres de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón.


Sostiene mi cabeza con su mano izquierda, y me estrecha con la derecha.


Mujeres de Jerusalén, júrenme por las gacelas o los ciervos salvajes que no molestarán nuestro amor hasta el momento oportuno.


¡Mi amor es como una gacela o un ciervo joven! Miren, está ahí, parado detrás de nuestra pared, mirando a través de la ventana, asomándose a través de la pantalla.


Mujeres de Jerusalén, prométanme que si encuentran a mi amor y no saben qué decirle, díganle que estoy débil de amor.


Mujeres de Jerusalén, júrenme que no perturbarán nuestro amor hasta el momento oportuno.


Y en cuanto a ti, Jeruslén, atalaya del rebaño, recobrarás tu gobierno y poder: el reino se le devolverá a Jerusalén.