Y miró en dirección de Sodoma y Gomorra, así como todo el valle, y vio la tierra ardiendo en llamas, expulsando humo como si fuera un horno.
Apocalipsis 18:9 - Versión Biblia Libre Los reyes de la tierra que habían cometido adulterio con ella y consintieron sus lujos, llorarán y se lamentarán por ella cuando vean el humo del fuego que la destruye. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, Biblia Nueva Traducción Viviente Y los reyes del mundo que cometieron adulterio con ella y disfrutaron de todos sus lujos, se lamentarán por ella cuando vean el humo que sube de sus restos carbonizados. Biblia Católica (Latinoamericana) Llorarán y harán duelo por ella los reyes de la tierra que con ella se acostaban y lo pasaban bien cuando vean la humareda de su incendio. La Biblia Textual 3a Edicion Y los reyes de la tierra que fornicaron y vivieron en lujuria con ella, llorarán y se lamentarán por ella cuando vean la humareda de su incendio, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llorarán y plañirán por ella los reyes de la tierra, los que con ella fornicaron y se entregaron al lujo, cuando vean la humareda de su incendio, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella, y han vivido en deleites, cuando ellos vean el humo de su incendio, |
Y miró en dirección de Sodoma y Gomorra, así como todo el valle, y vio la tierra ardiendo en llamas, expulsando humo como si fuera un horno.
Los que viven con rectitud se alegrarán cuando vean que hay un castigo; lavarán sus pies en la sangre de los malvados.
Babilonia, la ciudad más maravillosa de cualquier reino, el mayor orgullo del pueblo babilónico, será demolida por Dios como Sodoma y Gomorra.
El lugar de incineración ha sido preparado hace mucho tiempo, listo para el rey. Su pira fúnebre es profunda y ancha, y tiene mucho fuego y leña. El soplo del Señor le prende fugo, como un torrente de azufre ardiente.
De la misma manera que Dios destruyó a Sodoma y Gomorra y a sus ciudades vecinas, declara el Señor, nadie vivirá allí, nadie se quedará allí.
El sonido de la captura de Babilonia hará temblar la tierra; sus gritos se escucharán en todas las naciones.
Ahora, de repente, Babilonia ha caído. Ha sido hecha pedazos. Lloren por ella; consigan algún tratamiento para su dolor. Tal vez pueda ser curada.
Todos los que viven en las costas están consternados por lo que te ha sucedido. Sus reyes están horrorizados; sus rostros se tuercen de miedo.
Y gritó en voz alta: ‘¡Destruyan el árbol y corten sus ramas! Sacudan sus hojas y dispersen sus frutos. Alejen a los animales de su sombra y espanten a las aves de sus ramas.
Todo el país será un páramo ardiente de azufre y sal. Nada se siembra, es totalmente improductivo; ninguna planta crece allí, como la destrucción de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboiim, que el Señor destruyó en su ardiente ira.
No anoten a las viudas que son más jóvenes, porque cuando sus deseos físicos les despierten el deseo por casarse, abandonarán su dedicación a Cristo.
Y el humo de su angustia asciende por siempre y para siempre. Los que adoran a la bestia y reciben la marca de su nombre no tienen descanso ni de día ni de noche”.
Los reyes de la tierra han cometido adulterio con ella, y los habitantes de la tierra se han embriagado con el vino de su inmoralidad”.
Y mientras veían el humo del fuego que la destruye, gritaban: “¿Qué ciudad podría compararse con esta gran ciudad?”
Cielos, creyentes, apóstoles y profetas, celebren lo que le ha ocurrido, porque Dios la ha condenado a ella así como ella los condenó a ustedes.
Pues todas las naciones han bebido el vino de su descabellada inmoralidad sexual. Los reyes de la tierra han cometido adulterio con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido de su sensualidad y excesos”.
Devuélvanle la misma medida de su jactancia y su lujuria en angustia y dolor. Ella decía para sí: ‘Yo reino como una reina. No soy viuda; nunca tendré de qué lamentarme’.
Y otra vez gritaron: “¡Aleluya! El humo de su destrucción asciende por siempre y para siempre”.
Por lo tanto yo la arrojo en una cama junto a sus compañeros de adulterio, y sufrirán en gran manera a menos que se arrepientan de lo que han hecho con ella.