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Apocalipsis 18:1 - Versión Biblia Libre

Después de esto vi a otro ángel descendiendo desde el cielo. Tenía gran poder y la tierra fue iluminada con su gloria.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Después de todo esto vi que otro ángel bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se iluminó con su resplandor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Después de esto vi bajar del cielo a otro ángel. Era tan grande su poder, que toda la tierra quedó iluminada por su resplandor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Después de estas cosas vi a otro ángel descender del cielo, teniendo gran autoridad, y la tierra fue iluminada con su resplandor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Después vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía gran poder y su gloria iluminó la tierra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo gran poder; y la tierra fue alumbrada de su gloria.

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Otras versiones



Apocalipsis 18:1
8 Referencias Cruzadas  

Allí vi la gloria del Dios de Israel que venía del este. Su voz sonaba como una cascada atronadora, y la tierra resplandecía con su gloria.


El día en que venga el Hijo del hombre será como el resplandor de un rayo en el cielo, que va de un lado al otro.


Entonces el hombre de anarquía será revelado, ese a quien el Señor Jesús destruirá, arrasando con él, aniquilándolo con el resplandor de su venida.


Entonces vi a otro ángel descendiendo del cielo, con una nube que lo envolvía y un arcoíris sobre su cabeza. Su rostro lucía como el sol, y sus pies como columnas de fuego.


Y uno de los siete ángeles con las siete copas vino y me habló, diciéndome: “Ven aquí”, dijo, “y te mostraré el juicio de la prostituta infame que está sentada junto a muchas aguas.


Y el ángel me preguntó: “¿Por qué estás asombrado? Te explicaré el misterio de la mujer y la bestia sobre la cual estaba montada, y que tenía siete cabezas y diez cuernos.


La ciudad no necesita del sol o de la luna que brillen allí porque la gloria de Dios da la luz, pues el Cordero es su lámpara.