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2 Samuel 20:2 - Versión Biblia Libre

Así que todos los hombres de Israel abandonaron a David para seguir a Seba, hijo de Bicri. Pero los hombres de Judá acompañaron a su rey todo el camino desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que todos los hombres de Israel abandonaron a David y siguieron a Seba, hijo de Bicri. Pero los hombres de Judá se quedaron con su rey y lo escoltaron desde el río Jordán hasta Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Todos los hombres de Israel abandonaron entonces a David y siguieron a Sebá, hijo de Bicri, mientras que los de Judá se quedaron con el rey y lo acompañaron desde el Jordán hasta Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David° y siguieron a Seba ben Bicri. Pero los hombres de Judá siguieron fielmente a su rey desde el Jordán hasta Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Todos los de Israel se apartaron de David para seguir a Seba, hijo de Bicrí, mientras los de Judá siguieron con su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Así se fueron de en pos de David todos los hombres de Israel, y seguían a Seba, hijo de Bicri; mas los de Judá permanecieron fieles a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Otras versiones



2 Samuel 20:2
12 Referencias Cruzadas  

El rey emprendió su viaje de regreso, y cuando llegó al Jordán, los hombres de Judá se reunieron con él en Gilgal para ayudarle a cruzar el río.


Un agitador llamado Seba, hijo de Bicri, de la tribu de Benjamín, se encontraba allí. Hizo sonar el cuerno de carnero y gritó: “No tenemos ningún interés en David, ningún compromiso con el hijo de Isaí. Israelitas, vámonos todos a casa”.


Esa no es la intención. Pero un hombre llamado Seba, hijo de Bicri, de la región montañosa de Efraín, se ha rebelado contra el rey, contra David. Entrega a este hombre y me retiraré de la ciudad”. “Bien”, respondió la mujer, “su cabeza será arrojada por encima del muro para ti”.


Cuando David regresó a su palacio en Jerusalén, tomó a las diez concubinas que había dejado para que cuidaran el palacio y los puso en una casa bajo vigilancia. Se ocupó de sus necesidades, pero no se acostó con ellas. Estuvieron presas hasta que murieron, viviendo como viudas.


Cuando todos los israelitas se enteraron de que Jeroboam había regresado, enviaron a buscarlo, lo convocaron a la asamblea y lo nombraron rey de todo Israel. Sólo la tribu de Judá quedó en manos de la casa de David.


Sin embargo, Roboam seguía gobernando sobre los israelitas que vivían en Judá.


La gente común son apenas un aliento, y los líderes son falsos. ¡Si los pusiéramos a todos juntos en la balanza, serían más livianos el aire!


El comienzo de una discordia es como la primera grieta en una presa de agua, así que abandónala antes de que la discusión estalle.


Cuando llegó y vio con sus propios ojos cómo estaba obrando la gracia de Dios, se deleitó en esto. Y animó a todos a que se consagraran por completo a Dios y a mantenerse fieles.