pero si regresas a la ciudad y le dices a Absalón: ‘¡Seré tu siervo, Su Majestad! Antes trabajaba para tu padre, pero ahora trabajaré para ti’, entonces podrás bloquear el consejo de Ahitofel para mí.
2 Samuel 16:19 - Versión Biblia Libre En todo caso, ¿por qué no habría de servir a su hijo? De la misma manera que serví a tu padre, te serviré a ti”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 ¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti. Biblia Nueva Traducción Viviente De todos modos, ¿por qué no te serviré? Así como fui el consejero de tu padre, ¡ahora seré tu consejero! Biblia Católica (Latinoamericana) Y además, ¿a quién voy a servir? ¿No eres tú su hijo? Te serviré pues igual como serví a tu padre'. La Biblia Textual 3a Edicion Y en segundo lugar, ¿a quién debería yo servir? ¿Acaso no estaré en presencia de su hijo? Como he servido delante de tu padre, así estaré delante de ti. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y, en segundo lugar: ¿a quién vengo a servir, sino a su hijo? Como serví a tu padre, así te serviré a ti'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti. |
pero si regresas a la ciudad y le dices a Absalón: ‘¡Seré tu siervo, Su Majestad! Antes trabajaba para tu padre, pero ahora trabajaré para ti’, entonces podrás bloquear el consejo de Ahitofel para mí.
“¡Claro que no!” respondió Husai. “Estoy del lado del elegido por el Señor, por el ejército y por todo el pueblo de Israel. Me mantendré leal a él.
Entonces Absalón le preguntó a Ahitofel: “Dame tu consejo. ¿Qué debemos hacer?”
Lo que dice es tan suave como la mantequilla, pero por dentro él solo planea guerra; sus palabras son tan calmantes como el aceite, pero cortan como espadas afiladas.
Así como Pedro, otros judíos cristianos se volvieron hipócritas también, al punto que incluso Bernabé fue persuadido a seguir su misma hipocresía.
“¡Está bien!” respondió David. “Entonces tú mismo descubrirás lo que yo, tu siervo, puedo hacer”. “Eso también está bien”, respondió Aquis. “Te haré mi guardaespaldas de por vida”.
“¿Pero, qué he hecho?” preguntó David. “¿Qué falta has encontrado en mí, tu siervo, desde el día en que vine a ti hasta ahora, que me impida ir a luchar contra los enemigos de mi señor el rey?”