El pueblo se negó a escuchar y Manasés los llevó a pecar, de modo que el mal que hicieron fue aún peor que el de las naciones que el Señor había destruido antes de los israelitas.
1 Samuel 8:19 - Versión Biblia Libre Pero el pueblo se negó a escuchar lo que Samuel decía. “¡No!”, insistieron. “¡Queremos nuestro propio rey! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, el pueblo se negó a escuchar la advertencia de Samuel. —Aun así, todavía queremos un rey —dijeron ellos—. Biblia Católica (Latinoamericana) El pueblo no quiso hacerle caso a Samuel. Le dijeron: 'No importa, queremos un rey. La Biblia Textual 3a Edicion Pero el pueblo no quiso escuchar la voz de Samuel, sino que dijeron: ¡No! ¡Haya rey sobre nosotros! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sin embargo, el pueblo no quiso escuchar las palabras de Samuel sino que le respondió: '¡A pesar de todo, queremos tener un rey! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel; antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros: |
El pueblo se negó a escuchar y Manasés los llevó a pecar, de modo que el mal que hicieron fue aún peor que el de las naciones que el Señor había destruido antes de los israelitas.
Así que los envié lejos a seguir su pensamiento terco, viviendo como escogieran.
también elegiré castigarlos severamente y aterrorizarlos, porque los llamé pero nadie respondió; les hablé, pero nadie escuchó. En cambio, hicieron lo que es malo a mis ojos, eligiendo hacer lo que yo odio.
Te he advertido una y otra vez sobre todas estas cosas que has hecho, pero no has querido escuchar, declara el Señor. Te he llamado, pero no has querido responderme.
“Así que mi pueblo viene a visitarte como suele hacerlo. Se sientan y escuchan el mensaje que compartes, pero no hacen nada al respecto. Aunque hablan de amor, sólo piensan en cómo engañar a los demás.
Una vez que hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te da, y la hayas tomado y te hayas establecido en ella, y decidas: “Tengamos un rey que nos gobierne como lo hacen todas las demás naciones que nos rodean”,
“Pero cuando vieron que Nahas, rey de los amonitas, venía a atacarlos, me dijeron: ‘No, queremos nuestro propio rey’, aunque el Señor, su Dios, era su rey.