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1 Samuel 17:44 - Versión Biblia Libre

Entonces el filisteo le gritó a David: “Ven aquí, y daré de comer tu carne a las aves y a los animales salvajes”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¡Ven aquí, y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! —gritó Goliat.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y en seguida le dijo: 'Ven para acá para entregarte como comida a los buitres y a las fieras'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y el filisteo dijo a David: ¡Ven a mí, que daré tu carne a las aves de los cielos y a las bestias del campo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y añadió el filisteo a David: 'Acércate, que voy a entregar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo, y a las bestias del campo.

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Otras versiones



1 Samuel 17:44
12 Referencias Cruzadas  

Rizpa, hija de Aja, tomó un poco de tela de silicio y la extendió para sí misma sobre una roca. Desde el comienzo de la cosecha hasta el momento en que llegaron las lluvias y se derramaron sobre los cuerpos, ella mantenía alejados a los pájaros durante el día y a los animales salvajes durante la noche.


El orgullo conduce a la destrucción. La humildad precede a la honra.


Sus cadáveres se convertirán en alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.


Esto es lo que dice el Señor: El sabio no debe jactarse de su sabiduría. El fuerte no debe presumir de su fuerza. El rico no debe presumir de sus riquezas.


“Hijo de hombre, dile al gobernante de Tiro que esto es lo que dice el Señor Dios: Estás muy orgulloso de ti mismo, diciendo: ‘¡Soy un dios! Me siento en mi trono como un dios en medio del mar’. Pero sólo eres un hombre. No eres un dios, aunque te creas uno.


Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, gritando a gran voz a todas las aves que vuelan en el cielo: “Vengan y reúnanse para la gran fiesta de Dios.


Los hombres de la guarnición llamaron a Jonatán y a su escudero: “¡Suban aquí y les mostraremos un par de cosas!”. “Sígueme arriba”, dijo Jonatán a su escudero, “porque el Señor los ha entregado a Israel”.


Hoy el Señor te entregará en mis manos, y yo te derribaré; te cortaré la cabeza y entregaré los cadáveres de los soldados filisteos a las aves y a los animales salvajes. Entonces todo el mundo sabrá que hay un Dios que actúa por Israel.