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1 Samuel 1:15 - Versión Biblia Libre

“No es eso, mi señor”, le respondió Ana. “Soy una mujer muy desdichada. No he estado bebiendo vino ni cerveza; sólo estoy derramando mi corazón ante el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¡Oh no, señor! —respondió ella—. No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba ante el Señor lo que hay en mi corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ana le respondió: 'Señor, yo sólo soy una mujer que tiene pena; no he tomado vino ni bebida alcohólica, sino que estaba expandiendo mi corazón delante de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Ana respondió y dijo: No, señor mío; yo soy una mujer de espíritu afligido; no he bebido vino ni licor fuerte, sino que derramo mi alma en presencia de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Le respondió Ana: 'No, mi señor; soy una mujer con el alma llena de pena. No he bebido vino ni licores, sino que estoy desahogando mi alma ante Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

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Otras versiones



1 Samuel 1:15
12 Referencias Cruzadas  

Y ahora mi vida se desvanece; cada día la desesperación me atenaza.


Levanto mis manos hacia ti, sediento de ti como la tierra seca. Selah.


Me siento inconsolable al recordar cuando caminaba entre las multitudes, guiándolos en una procesión hacia la casa del Señor, con cantos de alegría y canciones de agradecimiento de los adoradores en el festival.


Pueblo mío, confía siempre en el Señor. Mediten en Él siempre, porque Él es quien nos cuida. Selah.


La gente común son apenas un aliento, y los líderes son falsos. ¡Si los pusiéramos a todos juntos en la balanza, serían más livianos el aire!


Solo la mente del individuo conoce su propia tristeza; y nadie más puede compartir su alegría.


Una respuesta amable evitará la ira, pero las palabras hirientes aumentarán el enojo.


Si eres paciente, podrás persuadir a tu superior, y las palabras suaves pueden derribar la oposición.


Levántate y clama al comenzar la noche. Derrama tus pensamientos tristes como agua ante el Señor. Alza tus manos hacia él en oración por la vida de tus hijos que desfallecen de hambre en cada esquina.


¡Por favor, no pienses que soy una mala mujer! He estado orando a causa de todos mis problemas y penas”.


Una vez reunidos en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. Ese día ayunaron y reconocieron: “Hemos pecado contra el Señor”. Y Samuel se convirtió en el líder de los israelitas en Mizpa.