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Números 12:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

y no le gustó el comentario de ambos, porque Moisés era el hombre más humilde del mundo, e inmediatamente convocó a Moisés, a Aarón y a Miriam al santuario: ―Vengan aquí los tres —ordenó. Entonces se presentaron ante el Señor.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

(Ahora bien, Moisés era muy humilde, más que cualquier otra persona en la tierra).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde. No había nadie más humilde que él en la faz de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

(Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Moisés era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre de sobre la faz de la tierra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

(Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.)

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Otras versiones



Números 12:3
16 Referencias Cruzadas  

El Señor sostiene al humilde, pero derriba hasta el polvo al malvado.


Porque el Señor se goza en su pueblo; él corona al humilde con la salvación.


Lleven mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y de corazón humilde. Así hallarán descanso para el alma,


«Díganle a Jerusalén: “Tu Rey vendrá a ti sentado humildemente sobre un burrito”».


¡Dichosos los mansos, porque el mundo entero les pertenecerá!


Cuando yo, Pablo, les ruego algo, lo hago con la misma ternura y bondad de Cristo. Sin embargo, se ha dicho que cuando les escribo soy fuerte, pero que cuando lo hago personalmente soy suave.


Sin embargo, no creo que esos superapóstoles sean mejores que yo.


He sido un necio al andar con jactancias como estas; pero ustedes me han obligado, ya que ustedes son los que debían haber hablado bien de mí. En nada soy inferior a los superapóstoles, aunque a fin de cuentas yo no soy nada.


Como somos apóstoles de Cristo, hubiéramos podido ser exigentes con ustedes; sin embargo, los tratamos con ternura, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos.


El que es sabio y entendido entre ustedes es el que lo demuestra con su buena conducta, y con acciones hechas con humildad y sabiduría.


Procuren más bien la belleza pura, la que viene de lo íntimo del corazón y que consiste en un espíritu afectuoso y tranquilo. Esta es la que tiene valor delante de Dios.