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Jueces 11:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Su padre, cuyo nombre era Galaad, tenía otros hijos de su esposa legítima, y cuando estos medio hermanos crecieron, echaron a Jefté de su país. «Hijo de prostituta —le dijeron—, no heredarás las propiedades de nuestro padre».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pero la mujer de Galaad le dio hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron fuera a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La esposa de Galaad tuvo varios hijos, y cuando esos medios hermanos de Jefté crecieron, lo echaron del territorio. «Tú no recibirás ninguna parte de la herencia de nuestro padre —le dijeron—, porque eres hijo de una prostituta».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La mujer de Galaad le había dado hijos, y cuando éstos fueron grandes echaron a Jefté. Le dijeron: 'Tú no heredarás nada de la casa de nuestro padre, pues no eres más que el hijo de una extranjera'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero la mujer de Galaad también le había dado hijos; y cuando los hijos de la mujer fueron grandes, expulsaron a Jefté, diciéndole: No tendrás herencia en la casa de nuestro padre, porque tú eres hijo de otra mujer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

pero la esposa de Galaad también le había dado varios hijos, que, al hacerse mayores, echaron de casa a Jefté, diciéndole: 'No podrás heredar en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y la esposa de Galaad también le había dado hijos; los cuales cuando fueron grandes, echaron fuera a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.

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Otras versiones



Jueces 11:2
10 Referencias Cruzadas  

En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región; así que Abram se fue a vivir a Egipto.


Entonces fue y le dijo a Abraham: ―Echa a la esclava y a su hijo. ¡Jamás permitiré que el hijo de esa esclava participe de los bienes que le corresponden a mi hijo Isaac!


Te librará de la mujer adúltera y de sus palabras seductoras.


Hijo mío, ¡no te enredes con la mujer infiel! ¡Aléjate de sus caricias!


Los labios de la mujer infiel son como miel, y sus palabras más suaves que el aceite.


Pero, ¿qué dicen las Escrituras?: «Echa fuera a la esclava y a su hijo, para que el hijo de la esclava no comparta la herencia del hijo de la libre».


Tampoco formará parte de la asamblea del Señor el bastardo ni ninguno de sus descendientes por diez generaciones.


Jefté era un gran guerrero de la tierra de Galaad, pero su madre era una prostituta.


Jefté huyó de la casa de su padre y vivió en la tierra de Tob. Pronto se unió a él una banda de gente miserable, que lo siguieron y vivían como bandidos.