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Joel 1:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

¡Lloren, labradores! ¡Sollocen, viñadores! ¡Pues se perdieron las cosechas del trigo y la cebada!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡Laméntense, ustedes, agricultores! ¡Giman, ustedes que cultivan vides! Lloren porque el trigo y la cebada —todos los cultivos del campo— están arruinados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Avergüéncense, labradores; giman, viñadores, por el trigo y la cebada, porque la cosecha de los campos está perdida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Avergonzaos labradores; Gemid viñadores, Por el trigo y la cebada, Porque la mies del campo se ha perdido!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Afligíos, labradores, gemid, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la cosecha del campo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Confundíos, oh labradores, aullad, viñeros, por el trigo y la cebada; porque se perdió la mies del campo.

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Otras versiones



Joel 1:11
8 Referencias Cruzadas  

y aunque se den tan bien que florezcan la misma mañana en que se siembran, jamás cosecharán. Su única cosecha será una montaña de pena y de incurable dolor.


Judá llora, los negocios están paralizados, todo el mundo se postra en tierra y hay gran aflicción en Jerusalén.


¡Abandónenla todos los jornaleros, huyan a sus fincas conforme se acerca el enemigo!


¿Quién tiene suficiente inteligencia para entender todo esto? ¿Dónde está el mensajero del Señor que pueda explicar lo que pasó? ¿Por qué está tan desolado el país, al punto de que nadie se atreve a viajar por él?


«Hombre mortal, profetiza: El Señor Dios dice: ¡Lloren porque el terrible día, el día del juicio del Señor ya casi ha llegado!


Por lo tanto, el Señor, Dios Todopoderoso, dice esto: «Se escucharán sus llantos en todas las calles y en cada camino. ¡Llamen a los agricultores para que lloren con ustedes! ¡Llamen a las lloronas de oficio, para que les reciten lamentos!


Y esa esperanza nunca nos defrauda, pues Dios llenó nuestros corazones de su amor por medio del Espíritu Santo que él mismo nos dio.