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Éxodo 2:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cuando la abrió, vio al bebé que lloraba, y se sintió conmovida. ―Debe de ser un bebé de los hebreos —dijo.

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Biblia Reina Valera 1960

Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es este.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Al abrir la canasta la princesa vio al bebé. El niño lloraba, y ella sintió lástima por él. «Seguramente es un niño hebreo», dijo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Lo abrió y vio que era un niño que lloraba. Se compadeció de él y exclamó: '¡Es un niño de los hebreos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando la abrió vio al niño, y he aquí era un niñito que lloraba; y tuvo compasión de él, y exclamó: ¡Éste es uno de los niños de los hebreos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Al abrirla, vio que en ella había un niño y que el pequeñín lloraba. Compadecida de él, dijo: 'Es un niño de los hebreos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es este.

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Otras versiones



Éxodo 2:6
10 Referencias Cruzadas  

Perdona a tu pueblo todas las malas acciones que realicen, y haz que sus captores tengan misericordia de ellos;


Señor, escucha mi oración. Escucha la oración de quienes se deleitan en darte gloria y honra. Te ruego que me permitas tener éxito cuando me presente ante el rey con mi petición. Haz que el rey me atienda y me trate bien». Yo era entonces copero del rey.


Hizo que quienes los tenían cautivos, les tuvieran compasión.


Entonces el faraón ordenó a su pueblo que echaran al río Nilo a todo niño hebreo que naciera, pero que a las niñas las dejaran con vida.


En eso vio que llegaba a bañarse al río una princesa, una de las hijas del faraón. Mientras caminaba por la orilla con sus damas de compañía, vio la pequeña cesta que estaba en medio de las cañas y envió a una de sus doncellas para que se la llevara.


La hermana del niño se acercó y le preguntó a la princesa: ―¿Quiere que vaya y busque a una mujer hebrea para que le cuide al niño?


El corazón del rey es como un río en las manos del Señor, él lo dirige adonde él quiere.


(El rey Sedequías había ordenado a todos que se diera libertad a sus esclavos hebreos, hombres y mujeres. Había dicho que ningún judío debía ser amo de otro judío, pues todos eran hermanos.


Cuando se vieron obligados a abandonarlo, la hija del faraón lo adoptó y lo crio como si fuera su propio hijo,


En fin, vivan ustedes en armonía unos con otros. Compartan sus penas y alegrías, ámense como hermanos, tengan compasión y sean humildes.