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Éxodo 11:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Diles a todos los hombres y mujeres de Israel que pidan a sus vecinos egipcios joyas de oro y plata».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Diles a todos los hombres y a todas las mujeres israelitas que pidan a sus vecinos egipcios objetos de plata y de oro».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No olvides de decir a todo mi pueblo que cada uno pida a su amigo, y cada mujer a su vecina, objetos de oro y plata.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Habla ahora a oídos del pueblo para que cada varón pida a su vecino° y cada mujer a su vecina utensilios de plata y utensilios de oro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Habla, pues, al pueblo para que cada hombre pida a su vecino y cada mujer a su vecina objetos de plata y oro'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Habla ahora a oídos del pueblo, y que cada hombre pida prestado a su vecino, y cada mujer a su vecina, joyas de plata y de oro.

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Otras versiones



Éxodo 11:2
16 Referencias Cruzadas  

Enseguida sacó joyas de plata y de oro y hermosos vestidos para Rebeca, y también les hizo valiosos regalos a la madre y al hermano de ella.


De esta manera Dios me ha enriquecido a expensas del padre de ustedes.


Sacó de Egipto a su pueblo, cargado de oro y plata; en aquel tiempo no había entre ellos débiles.


A Dios pertenece la tierra. Suyo es cuanto ser habita en el mundo.


Además, haré que los egipcios los carguen de obsequios en el momento de salir, para que no salgan con las manos vacías.


Cada mujer pedirá joyas, plata, oro y los vestidos más finos de sus vecinas y de las amigas de estas. Así ustedes vestirán a sus hijos e hijas con lo mejor de Egipto. De esa manera ustedes se quedarán con los objetos más valiosos de los egipcios».


Entonces les dije: “Tráiganme sus aretes”. Ellos me los trajeron, los eché al fuego… y ¡salió este becerro!


Vinieron hombres y mujeres, todos los que tuvieron un corazón dispuesto a dar. Le trajeron al Señor ofrendas de oro, joyas, pendientes, anillos, collares y objetos de oro de toda especie.


El hombre bueno deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justo.


El futuro esplendor de este templo será mayor que el del primero, porque tengo abundancia de plata y de oro para hacerlo. En realidad, todas las riquezas del mundo me pertenecen. Y será este el lugar desde donde estableceré mi paz y seguridad. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso».