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Tito 3:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Que no hablen mal de nadie, sino que busquen la paz y sean respetuosos, demostrando total humildad en su trato con todo el mundo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

No deben calumniar a nadie y tienen que evitar pleitos. En cambio, deben ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Que no insulten a nadie, que sean pacíficos y comprensivos y traten a todos con toda cortesía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

que no hablen mal de nadie, que sean pacíficos, amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

que no injurien a nadie, ni sean pendencieros, sino amables, dando prueba cabal de afabilidad ante todo el mundo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Que no hablen mal de nadie, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.

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Otras versiones



Tito 3:2
35 Referencias Cruzadas  

Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de corazón. Así encontrarán descanso para su alma,


―Amigos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote —respondió Pablo—. De hecho, las Escrituras dicen: “No hables mal del jefe de tu pueblo”.


ni los ladrones, ni los que siempre quieren tener más de lo que tienen. De la misma manera, ni los borrachos, ni los que insultan a los demás ni los tramposos formarán parte del reino de Dios.


Aunque no soy esclavo de nadie, sino libre, me he hecho esclavo de todos para que la mayor cantidad posible crea en Cristo.


Yo, Pablo, por la ternura y la bondad de Cristo, les hago un ruego. Algunos dicen que soy tímido cuando me encuentro cara a cara con ustedes, pero muy valiente cuando estoy lejos.


En realidad, tengo miedo de ir a verlos y que no los encuentre como quisiera, y que ustedes no me encuentren a mí como quisieran. Tengo miedo de encontrarlos peleando, con celos, enojados unos con otros, siendo egoístas, mentirosos, orgullosos y causando alborotos.


En cambio, los que viven guiados por el Espíritu muestran amor por los demás, son alegres y tienen paz. El Espíritu los hace tener paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,


Hermanos en la fe, si sorprenden a alguien pecando, ustedes que son espirituales deben corregirlo con una actitud humilde. Pero tengan cuidado, porque ustedes también pueden ser tentados a pecar.


Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.


Sean siempre humildes y amables, tengan paciencia, ayúdense unos a otros con amor.


Ya dejen la tristeza a un lado, no se enojen ni sean violentos. No griten y ofendan a los demás. Abandonen toda clase de maldad.


Que todos puedan ver la amabilidad de ustedes. El regreso del Señor está cerca.


Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Los tratamos como una madre que alimenta a su bebé y cuida a sus hijos.


Así mismo, las esposas de los diáconos deben ser mujeres a quienes todos respeten, que no sean chismosas, sino gente seria y dignas de toda confianza.


No debe ser borracho, ni amigo del dinero, ni violento, sino amable y lleno de paz.


En cambio, la sabiduría que Dios da es ante todo pura, es decir, no produce maldad. Al contrario, produce paz, bondad, amabilidad, compasión y buenas acciones. El que tiene sabiduría de Dios trata a todos por igual y es sincero.


Hermanos en la fe, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo critica, habla mal de la Ley y la critica. Y, si criticas la Ley, ya no estás obedeciéndola, sino que te conviertes en su juez.


Por lo tanto, abandonen toda maldad y todo engaño, hipocresía y envidia. No digan mentiras acerca de otra persona.


Porque las Escrituras dicen: «El que quiera amar la vida y tener felicidad, evite hacer daño con lo que dice, y que de sus labios no salgan mentiras.


En fin, vivan en armonía los unos con los otros. Compartan penas y alegrías, amen a sus hermanos en la fe, sean compasivos y humildes.


Los que no creen en Dios ahora se extrañan de que ustedes ya no participen con ellos en esa vida de tanto pecado y descontrol. Por eso los insultan.


Esto les espera especialmente a los que siguen sus deseos de pecar y desprecian la autoridad del Señor. ¡No son sino unos atrevidos y orgullosos! No tienen temor de insultar a los seres celestiales.


Estos malvados, en cambio, maldicen todo lo que no entienden; y lo que entienden por instinto, como animales sin inteligencia, lo usan para su propio mal.


De la misma manera, estos malvados de quienes les hablo dicen tener sueños especiales y que eso les da permiso para pecar con su cuerpo. Además, desprecian la autoridad de Dios y maldicen a los seres celestiales.